Si te ha fallecido alguien cercano de quien no te has podido despedir, puedes hacerlo, de otra forma, en tu casa.
Siéntate, coge una silla vacía y colócala enfrente de la tuya.
Sienta, imaginariamente, en esa silla a la persona fallecida.
Háblale, de tú a tú, y dile todo lo que te hubiera gustado decirle para despedirte de ella.
Háblale con el corazón.
No hay nadie sentado enfrente en realidad, así que permítete hablarle como te salga.
Sin miedo ni vergüenza.
El objetivo de este ejercicio es sacar todo lo que se te ha quedado dentro al no poderte despedir de ella.
Hablar de lo que sientes es beneficioso para ti, aunque no esté la otra persona presente físicamente.
Cuando hayas terminado de hablar, dile adiós deseándole que se encuentre bien allá donde esté.
Despídete con cariño
Tus palabras te habrán hecho bien a ti mismo ya a la otra persona ausente, pues nada cae en saco roto.
Tu despedida forma una corriente de energía que se transmite más allá del tiempo y del espacio.
Sin fronteras
Te hubiera gustado despedirte personalmente pero, de esta forma, reflejas que no te has olvidado de esa persona y que sigue estando presente para ti.
Déjala marcharse en paz
Siéntete tú en paz
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com
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