Nadie queremos sufrir, pero el sufrimiento es parte inevitable de la vida, no podemos evitarlo.
Pero no podemos vivir con el miedo en el cuerpo, porque el miedo no te deja vivir el presente, el aquí y ahora.
No pretendas quitarte el miedo a base de razonamientos que sólo sirven para tensarte más. No deberías, no tienes que…son frases que tu cabeza te dice para tenerte controlado.
Para controlar el miedo
Pero el miedo no se controla, se acoge.
Se acoge como la madre que tiene a su hijo con una rabieta en mitad de la calle. No le gusta, le incomoda ver a su hijo así, pero no le deja tirado en la calle. Se lo lleva en brazos a casa.
Acoger es dar un abrazo cariñoso a lo que no nos gusta, dejando que venga con nosotros…de la mano.
Es seguir haciendo lo de cada día (hacer la compra, trabajar…) dejando que el miedo te acompañe sin tú pretender quitártelo de encima. Eres consciente de que el miedo no te agrada, pero lo dejas en paz.
Cuanto más miedo a sufrir tienes, más sufres.
El miedo no se puede convertir en un enemigo…dentro de casa, con el que combates en una lucha a muerte.
Vive tu vida con la mayor consciencia posible, siendo cariñoso con lo que no te gusta de ti, tu miedo.
Al no sentirse rechazado ni combatido, el miedo irá suavizándose hasta que llegue un día en que ya no te acuerdes de que lo llevabas contigo de la mano.
Ya no te molestará, aunque no se vaya
Dejarás de tener miedo al miedo.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com