Martín R. Ojeda (*) continúa, como prometió, con el tema del macho alfa.
“Resumiendo el artículo anterior, sabemos hasta ahora de dónde viene el perro como especie, la existencia y función de la pareja Alfa en una manada de lobos, el carácter no absoluto de la dominancia en los perros y que usted, oh padre de familia que, como yo, se creía el Alfa de su manada casera (de los perros, que ya se sabe que en casa manda la parienta), no es tal. Pero no me decaiga, que cuando llegue el momento tendré buenas nuevas para usted.
Sentados esos conceptos surge una pregunta: ¿qué es lo que hace que un perro sea dominante? Básicamente dos tipos de cuestiones:
1- Las relativas al fenotipo del perro: numerosos autores determinan que el factor más importante es el tamaño, seguido de otros tales como el estar más familiarizados con la zona, la edad, el sexo e incluso un nivel elevado de testosterona en sangre.
2- Las relativas al genotipo del perro: los cachorros de padres dominantes tienen tendencia a ser dominantes.
Un dato curioso: no se trata en este caso de cuestiones exclusivas de tipo genético. Si observamos el ámbito de desarrollo de los cachorros de una pareja dominante notaremos que es mejor que el de una pareja de subordinados: más sitio, más y mejor alimento, mejor defendidos…entonces, ¿no será que depende también del entorno en que se desarrollan? Efectivamente. A tal punto que se ha determinado que una camada de cachorros de padres subordinados tendrá tendencia a ser dominante si es cuidada y realizado su imprinting por padres “Alfa”.
Hasta aquí muy bien, me dirá usted. Pero y en casa ¿qué pasa?
Bueno, en principio creo que está más que claro que si en casa es nuestro perro quien toma las decisiones, las cosas estarán bastante complicadas. Es decir, que tenemos que mandar nosotros…pero, por otro lado, no somos los “Alfas”…¿¿¿entonces???
Si usted es quien se encarga de sacar a pasear a su can y, más aún, si es de los que lo suelta para que se ejercite un poco (Dios se apiade de nuestra alma de delincuentes…), habrá notado seguramente que la interacción con los demás varía no solamente respecto de los diferentes miembros de su propia especie, sino que es distinta para con los de otras especies. Su perro persigue pájaros, corre detrás de los conejos, ladra a los gatos…en fin, tiene un conjunto de conductas diversas para con los otros animales.
Seguramente coincidirá usted conmigo en que su perro distingue perfectamente si un animal pertenece o no a su especie. Luego, si es capaz de eso, ¿cree usted que él le considera parte de la especie canina? Le adelanto que no: hay otra morfología, otro olor, otros patrones de comportamiento y la mayoría de las veces, un lenguaje diferente. Vamos, que su perro sabe perfectamente a qué especie pertenece él, y a cuál pertenece usted.
Luego –atención- nuestra función o papel es la de ser “Súper Alfas”. Ello no en el sentido de ponernos mallas, la ropa interior por fuera y una camiseta con la letra griega en el pecho, sino de estar jerárquicamente por encima del Alfa. Por ponerlo en términos de peli de guerra: si usted tiene una manada interespecífica y con varios perros, como la mía, éstos reportan a su superior (el Alfa), y este jefe del Comando Perruno a usted, que es el Comandante en Jefe (¿a que ahora han subido los ánimos?).
Ahora bien, como toda posición de mando, implica una serie de obligaciones y responsabilidades:
1- Otorgar protección y los recursos necesarios, como así también proveer a su bienestar.
2- Premiar las conductas adecuadas
3- “Castigar” la desobediencia
4- Intentar no inmiscuirse en las correcciones del Alfa hacia los otros miembros de su manada. Si tiene usted varios perros, habrá notado que en cuestiones de “protocolo” (cómo acercarse a los otros perros, las normas de juego, etc.), el dominante suele corregir los comportamientos poco adecuados de los suyos. Esto, suponiendo que él se comporte correctamente, no es malo así que no lo reprima, ya que ayuda a la socialización. Por supuesto, siempre y cuando no pase a mayores, o se dé que el Alfa quiera hacerse cargo del punto 3; cosa que nos corresponde a nosotros.
Ser concientes de nuestro papel en la relación con nuestro perrete y de las responsabilidades y derechos inherentes al mismo, posibilitará una convivencia agradable y el establecimiento de un correcto vínculo entre ambos.”
(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales
(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.