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Irene Crespo

Uno más en la familia

¿Pensando en tener perro? Estupendo, pero lee esto primero…

Dado que los veterinarios de la Clínica Lardy explicaban hace unos días en este blog cuáles son las necesidades de un cachorro en términos de salud e higiene, nuestro etólogo canino, Martín R. Ojeda (*) ha decidido completar la información con consejos sobre la elección y educación del nuevo integrante de la familia.

“Aprovechando que la gente de Lardy sacó el miércoles el tema de la acogida de un animal y los cuidados que hay que tener a la hora de hacerlo, intentaré complementar esos buenos consejos desde el punto de vista etológico para tener así una visión completa de lo que hay que saber y hacer al llevar un nuevo integrante al hogar.

Bien sabido es que las diferentes razas de perros presentan distinto nivel de aptitudes que los hacen apropiados para ciertas actividades; aptitudes éstas transmitidas genéticamente y derivadas por un lado de la selección natural, y por el otro de la enorme injerencia que la mano del hombre ha tenido en su desarrollo a través de la selección artificial.

Quisimos un perro guardián, y potenciamos su presa y defensa a través de cruces específicos; quisimos un pastor, y potenciamos su gregarismo y su resistencia; quisimos un perro de compañía para espacios reducidos, y sacrificamos algunas de esas características a favor del tamaño pequeño y la mayor sensibilidad psíquica…y así en una enorme lista de trabajos o actividades para las que decidimos utilizar al perro. Muy bien, pues; ahora es momento de ser responsable con nuestras “creaciones” y satisfacer adecuadamente sus necesidades.

Supongamos que un buen día vamos al refugio y nos enamoramos de un cachorro de cualquier raza de pastor. No nos interesa de él ninguna aptitud específica y su mera presencia satisfará nuestra necesidad de compañía. Pero…¿y lo que necesita él de nosotros?

-Compañía: llegas a casa y, por supuesto, tu fiel e incondicional amigo está allí para recibirte, moviendo la cola que parece que se le va a caer y pendiente del menor de tus gestos para complacerte. Qué satisfacción, ¿verdad? Pero…¿cuánto tiempo has estado fuera de casa? ¿Te permite tu trabajo compartir tu vida con él? ¿Estarías dispuesto a sacrificar actividades de ocio para estar con él, o bien a cambiarlas por otras en las que podáis disfrutar uno del otro? Si la respuesta es negativa…¿qué tal comprarte mejor una pecera?

-Ejercicio: muy bien. Tienes un horario flexible, o incluso mejor, trabajas desde casa y puedes estar todo el día con tu amigo peludo. Ciertamente, tu perro pastor te hace compañía –y tú a él, claro- aunque esté dormido en el sofá como ahora, ocho horas al día. Algo en la imagen no cuadra, ¿verdad? El perro necesita correr, moverse, sentirse útil; tienes que estimular su cuerpo, y también su mente para que pueda realizarse y ser Perro (así, con mayúsculas). Si no…¿qué tal comprarte mejor un perro de escayola?

 -Espacio vital: ¡fenomenal! Tienes tiempo de sobra para compartir con el perro, y tienes internalizado que llueva, nieve o truene hay que llevarlo fuera para que se ejercite y desfogue. Eso te permite dedicarle algo de tiempo exclusivamente a él, cosa que no puedes hacer en casa ya que él y tú compartís20 metroscuadradoscon cuatro gatos, un hurón y una cotorra…Suena la alarma otra vez: por muy sociable interespecíficamente que sea tu perro, necesita su espacio, sus juguetes, su sitio para estar tranquilo. Si no…igual mejor una colonia de hormigas, ¿no?

-Espacio vital (2): ¡excelente! Trabajas desde casa, nadie te quita tus dos horas de paseos diarios con tu perro (sin contar el tiempo de juego con él), y vives en un chalet con un jardín grande como un estadio de fútbol. Tienes dos perros que se llevan genial entre ellos, así que a por el tercero. Total, qué puede ir mal, ¿verdad? Bueno, digamos que si tienes dos perros que se llevan bien, tienes una ecuación bien balanceada. Y cuando tienes una ecuación bien balanceada, la introducción de otro elemento en la misma ha de hacerse con mucho cuidado, o bien puede terminar en desastre. Has de examinar el carácter de los perros que tienes, sus necesidades y cualidades, y luego asegurarte –en lo posible- de que las que tiene el nuevo miembro serán compatibles con ellas. Para esto deberás tener ciertos conocimientos y una buena capacidad de observación. Si no…¿qué tal hablar con un profesional que pueda aconsejarte?

En la historia que venimos escribiendo conjuntamente con los perros desde hace miles de años, nos hemos reservado el papel de dominantes, de regidores de sus destinos. Pero ese privilegio reporta también una gran responsabilidad: estamos a cargo de proveer el bienestar para ése que confía ciega e incondicionalmente en nosotros. Bienestar que está conformado por mucho más que la ración diaria de pienso y un techo bajo el cual dormir.

El primer paso para hacerlo es comprender que sus necesidades son distintas que las nuestras, pero no por eso menos importantes.

Sólo entonces, si estás dispuesto a cumplir a rajatabla con cada una de ellas sabiendo que habrá veces en las que no te apetezca en absoluto; si eres consciente de que tomas una vida bajo tu responsabilidad y que esa vida depende absolutamente de ti estarás en condiciones de pasar por una de las experiencias más maravillosas que nos depara la vida: compartir nuestros días con un perro.”

(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales

(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.

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Sobre el autor

Blog dedicado a todo lo relacionado con el mundo de las mascotas: adopciones de perros y gatos, eventos, consejos prácticos para cuidar a ese miembro tan especial de la familia.


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