La consulta para nuestro etólogo, Martín R. Ojeda (*), nos llega hoy desde Almería de la mano de Romy. Nos escribe preocupada porque su chihuahua de 7 meses ladra a todos los perros (ladra, gruñe, se eriza…) y no sabe cómo solucionarlo. Romy, ahí va el consejo de Martín:
“Se trata la consulta de hoy de un cachorro hembra de chihuahua de siete meses y medio que cuando ve otros perros de mayor tamaño se acerca a ellos ladrando y con el pelo erizado, haciendo caso omiso a la llamada de sus dueños.
Como dijimos en ocasiones anteriores los perros, como animales que son, tienen una gran variedad de formas de comunicarse con sus semejantes y con otras especies a fin de hacerles conocer sus estados anímicos, intenciones, etc. y todos habremos notado los cambios de actitud corporal que se producen según la situación que estén viviendo: el movimiento de las orejas, de la cola, mostrar los dientes, etc.
Esta vía gestual no es la única que utilizan sino que está complementada por una amplia gama de sonidos que incluyen gruñidos, ladridos y aullidos de diverso tipo.
Por tanto, es evidente que el ladrido del perro es una forma de comunicación y en consecuencia, si queremos que disminuya lo primero que tenemos que averiguar es qué lo motiva, para poder determinar qué es lo que nuestro perro quiere comunicarnos a nosotros o a sus semejantes.
La forma principal para ello es identificar el tipo de ladrido, cosa que evidentemente debe hacerse estando presente, pero intentaremos analizarlo por el momento en que se produce.
El ladrido a los perros grandes es una situación que se da con bastante habitualidad, y tratándose de un chihuahua la enorme mayoría de perros son más grande que ella. Esto puede originarse en alguna mala experiencia que haya tenido con alguno (algún perrete demasiado bruto en el juego, etc.), o bien podría tratarse de una estrategia de comunicación también originada en el miedo, que intenta pasar un mensaje del tipo “cuidado conmigo, que soy pequeñita pero peligrosa”. Un farol, vamos.
Es necesaria la observación in situ para determinar de qué tipo de ladrido se trata, y analizar correctamente el lenguaje corporal que utiliza, aunque puedo decirte que si tiene que ver con el miedo puede tratarse a través de la habituación a los perros grandes y de un buen programa de educación por parte de un profesional.
Por último, como ya he dicho en otra ocasión también el castigo o la represión coercitiva del ladrido no son opción alguna, especialmente el collar antiladridos. Por un lado, porque en el “mejor” de los casos lo único que harías sería suprimir el síntoma de un problema en vez de solucionar éste. Cuando la olla exprés silba, ¿bajas el fuego o tapas el escape de presión? Pues aquí es lo mismo. Y el resultado de tapar el escape, es análogo en ambos casos. Por el otro lado, lo más probable es que logres que la perra relacione la descarga con la presencia del otro perro, con lo cual, además, no es que no soluciones el problema, sino que lo agravarás.”
(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales
(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.
(***) Tened en cuenta que los consejos se dan habiendo leído el cuestionario rellenado por la persona que hace la consulta, por lo que el etólogo cuenta con muchos más datos de los que aquí se comentan.