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Irene Crespo

Uno más en la familia

Truman, una historia triste contada en primera persona

Hoy es el protagonista de este post el que nos va a contar su historia. Se trata de Truman, un setter de dos años que con tan corta edad ya ha sufrido el maltrato y el abandono. Truman está recogido por la asociación Pro-Setter España, una organización sin ánimo de lucro que dedica su labor al rescate, recuperación, rehabilitación y posterior puesta en adopción de Setters y Perros de Caza que sin justificación ninguna acaban en situación de desamparo, tristeza y soledad.

Antes de que nadie se sienta ofendido, ni Pro-Setter ni yo decimos que el caso de Truman sea extensible al de todos los perros de cazadores. Por desgracia, hay muchos muchísimos perros de cazador abandonados (y maltratados), pero como en todo en esta vida, hay de todo, y hay otros cazadores que cuidan bien de sus perros.

Hecha la aclaración, damos la palabra a Truman, nuestro protagonista de hoy, para que nos cuente su historia:

“Sólo sabía que tenía muchísima hambre. Aquel humano me tenía cada día encerrado en una fría jaula ajeno al mundo. Mi soledad era mi compañera y mis ganas de salir de allí se acentuaban cada minuto del día. No sabía qué hacía allí, ni sabía por qué motivo no podía ver la luz del sol. No sabía cuánto tiempo pasaba allí encerrado, porque no sé medir el tiempo en horas o minutos, pero si sé medirlo en desesperación y agonía… Algunas veces ese humano, del que no sabía ni su nombre ni él el mío, me sacaba de la jaula para meterme en otra y llevarme al aire libre. Cuando salía de esa jaula móvil era alucinante porque entonces veía el sol y el mundo. Palpaba cada centímetro de la tierra que pisaba, olía cada aroma que pasaba por mi trufa ¡y me sentía libre! Lástima que esos momentos fueran tan poco, me sentía tan bien en la naturaleza…

Pero entonces comenzaron los ruidos que me asustaron, salían del hombre que me llevaba de una jaula a otra. De su mano salía un objeto que con cada sonido me aterraba más y me escondía. No entendía que hacía todo ese horror en medio de un lugar donde yo me sentía tan libre y contento. Me gritaba, me decía cosas que no podía comprender y que me asustaban. Yo, desde el silencio, le pedía perdón aun sin saber qué mal había hecho. Me pegó sin saber por qué y me apuntó con el objeto de su mano a los ojos… en ese momento sólo sentí terror y mi cuerpo temblaba sin poder remediarlo.

Al abrir los ojos vi que se había marchado, que me había dejado solo en aquel maravilloso lugar lleno de flores, arboles y naturaleza. Le busqué no sé muy bien por qué, pero sabía que tenía que hacerlo porque algo dentro de mí me lo decía. Tras un rato buscando a ese hombre me di cuenta de que estaba solo. Que él no estaba allí, ni los otros humanos que le acompañaban, ni los otros compañeros de cuatro patas que iban con ellos… simplemente estaba solo en medio de la nada… y tenía miedo.

Caminé un buen rato, hacía frío y era de noche. Tenía hambre, siempre tenía hambre… aquel humano me daba de vez en cuando algo duro para comer, pero no era suficiente y necesitaba más. Anduve unos días sin saber a dónde iba, con hambre, sin fuerzas, con miedo… no sabía por qué ese hombre me gritó, me apuntó con ese objeto de terror y me miró con esa cara de odio… no sabía por qué me había tratado así, intenté complacerle y darle todo aquello que me pedía… pero no fue suficiente para él y en un abrir y cerrar de ojos estaba fuera de esa horrible jaula y sintiendo el aire puro, pero tenía hambre, mi cuerpo apenas avanzaba…

Tras unos días a la deriva, acabé en un pueblo donde la gente me miraba raro, me rechazaba, me decía cosas que no podía comprender. Quizás porque me acercaba a ellos pidiendo algo de esperanza, algo que poder comer. Todo el mundo me rehuía y me tiraba objetos sin ningún sentido. Me daban la espalda y me cerraban las puertas en la cara. Estaba muy triste porque tenía hambre, tenía muchísima sed… soñaba con beber agua, con comer cualquier cosa. Mi cuerpo se debilitaba cada vez más hasta que llegó un momento en el que quise moverme, pero mis patas no me obedecieron. Estaba solo, en medio de un pueblo que me rechazaba no sé muy bien por qué y sólo quería dormir, el sueño podía conmigo. Me acurruqué en un rincón y allí espere mi último sueño…

Al día siguiente alguien vino a buscarme y pensé que venía a rescatarme de mi miseria, ¡de mi agonía! Le moví lo poco que pude la cola para que viera que quería ser su amigo. Esa persona me cogió con un lazo al cuello ¿qué diablos pasa? ¿qué es esto que me ahoga? Y no sé muy bien cómo, pero terminé de nuevo como antes… en una jaula móvil. Salí de esa jaula y me metieron en otra… no entendía nada, ¡no comprendía nada! ¿Estos humanos de qué van? Me cogen, me dejan, me hacen año, ¡me vuelven a coger y me meten de nuevo en una jaula! Pero mi tristeza no estaba sola y mi compañero de celda estaba tan triste como yo… no sabía quien era, pero ni me miraba. Era más pequeño que yo y, como yo, tenía hambre.

Allí pase un tiempo, no sé cuánto la verdad, pero un día unas humanas (diferentes en todo a los humanos que había conocido hasta entonces) me hablaron, no comprendía qué decían, pero sonaba tan bien… Pero tenía miedo y mi compañero también… no quería acercarme por si querían hacerme daño… así que las miré desde la distancia. Y poco después me sacaron de esa jaula junto con mi compañero. Ninguno de los dos nos movíamos, teníamos miedo… ¡a saber qué nos iban hacer esas dos humanas! No me fiaba y creo que mi compañero de jaula tampoco… Nos llevaron a un lugar donde nunca había estado y tras meterme en una jaula móvil muy cómoda terminé en un lugar lleno de seres como yo, que ladraban, jugaban ¡y venían a recibirme!

Todo ha cambiado, no sé porque ni sé explicarlo, pero mi vida ha cambiado porque ahora nunca tengo hambre porque esos humanos que me cuidan me ponen comida siempre delante sin yo pedirla. Ahora disfruto del aire puro sin miedo porque esos dos humanos que me cuidan me dejan caminar y oler los aromas de mi nuevo hogar sin miedo. Sé que mi compañero de jaula también esta bien porque ellas se lo llevaron con él y si yo acabé en este lugar lleno de alegría, seguro que él también estará feliz.

Ojalá hubiera sido así desde el principio, ¡es genial sentirse especial! Ojalá hubiera conocido a mis compañeros de manada antes y a los dos humanos que me cuidan… ¡me encanta no tener miedo y me encanta correr y disfrutar de mi vida sin temor!”

Firmado: Truman

Historía dedicada a todos mis compañeros que como yo son abandonados y sufren la injusticia de la caza.

Dedicado también a los humanos que le dieron la alegria a mi compañero de celda, Baku.

Truman llegó a Pro-Setter el pasado mes de diciembre con un peso de 16kg, cuando por su tamaño debería pesar entre 27 y 30kg… Ahora está en recuperación, cogiendo peso y superando todo lo que le ha pasado, pero muy pronto estará preparado para irse con sus nuevos “papis”. Me cuentan que Truman es un perro con un carácter perfecto tanto con perros como con gatos y muy cariñoso con las personas. Además, se puede adaptar a cualquier tipo de piso o viviendo… Vamos, que es el perro perfecto, ¿le haces un hueco en tu casa? Tiene mucho amor para darte.

Truman está en Murcia, pero se envía a cualquier provincia. Si estás interesado en adoptarle, escribe a info@pro-setter.org.

Llegó Pro-Setter con el aspecto que véis en la foto de la izquierda, pero pese a su estado, su ánimo era increíble. Ahora ya ha cogido peso, se ha puesto guapísimo y es feliz. Sólo le falta tener una familia que lo quiera para siempre…

Como despedida, una foto de lo guapísimo que está Truman tan sólo un mes después de su rescate, es todo un luchador, se merece lo mejor…

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Blog dedicado a todo lo relacionado con el mundo de las mascotas: adopciones de perros y gatos, eventos, consejos prácticos para cuidar a ese miembro tan especial de la familia.


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