Hace unas semanas, Martín Ojeda (*), nuestro etólogo canino, escribió una serie de artículos en las que nos introducía en el mundo del “lenguaje perruno” para ayudarnos a entender a nuestro amiguete. Desde luego, para entender a nuestro perro, algo imprescindible es saber lo que son las señales de calma y saberlas identificar.
“Una vez, mientras estaba haciendo un curso de formación, nos mostraron un vídeo en el que se veía una entrevista a un agente de policía junto a su compañero de equipo canino. El can, un hermoso pastor alemán, estaba sentado mientras que los dos humanos estaban en cuclillas uno a cada lado. El reportero, mirando a la cámara, gesticulaba más o menos ampulosamente inclinándose a veces sobre el perro y moviendo sus manos sobre su cabeza. De repente, “sin mediar previo aviso”, el perrazo le soltó una buena dentellada en toda la cara que no llegó a más porque el policía “alerta” lo contuvo.
Hemos visto en artículos anteriores que los perros se comunican tanto a través de su cuerpo como de sus vocalizaciones, pero aquí no hubo ni gruñidos, ni ladridos, ni exhibición de dientes ni tan siquiera un simple pelo erizado. Entonces, ¿quiere decir que el comportamiento del perro fue imprevisible? En absoluto.
Al inicio del reportaje se ve al animal sentado y tranquilo, lógicamente alerta a su entorno. Pero, a medida que el vídeo avanza y con él las manifestaciones corporales del periodista, se ve al pobre animal bostezar en varias oportunidades, intentar bajar la nariz al suelo (no puede porque está sujeto) y finalmente girar la cara hacia el lado contrario, tratando de evitar así la presencia de la fuente de su estrés. Cada uno de esos gestos, de esos displays, forma parte del lenguaje y su comunicación. Con cada uno de ellos el perrete estaba pidiendo espacio; estaba indicando claramente que no estaba nada cómodo en la situación. Así, pues, hubo numerosos anuncios de lo que estaba pasando (y de lo que pasaría); pero nadie fue capaz de verlos o de hacerles caso.
Como habréis notado ya, estamos ante una comunicación corporal de naturaleza similar a las que referimos en ocasiones anteriores, pero con una diferencia fundamental: se presentan cuando media una situación básicamente de estrés, tensión o inseguridad. Y debido a ello, y al fin que tienen en tanto resolver esas situaciones, es que se denominan señales de calma.
La existencia de estos comportamientos fue primeramente determinada en los lobos, conociéndose por el término de “cutoff”, por cuanto su objetivo es cortar o interrumpir situaciones de confrontación mediante la emisión de una señal apaciguadora y se pensaba incluso que era privativa de ellos, no presentándose en los perros.
Sin embargo, se verificó no sólo su existencia sino su uso constante por parte de nuestros peludos tanto en la relación con sus congéneres como con el ser humano. El problema es que, a diferencia de los lobos que tienen un comportamiento de mayor intensidad, nuestros amiguetes son bastante más sutiles por lo que hay que aprender a reconocer esos mensajes y saber verlos.
Intentaremos, con los próximos artículos, ayudar a lograr ese objetivo.”
(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales
(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.