“No lloro porque soy muy mujer”. Chavela Vargas
El viaje al otro lado del Atlántico ofreció unos cuantos frutos. Y no me refiero a la estancia en aquella ciudad del sur de los Estados Unidos no apta para turistas. Sino al desplazamiento en sí.
Cuando a las 6 de la mañana Julia y yo nos instalamos en el taxi que nos llevaría a Bilbao, sonaba el disco de Chavela Vargas que llevaba tiempo buscando. Lo había regalado o así El País y a mí me quedaba sólo la caja y el recuerdo de una punzada al aparato digestivo o reproductor. Canta con los ovarios, decían de María Jiménez. Si esto era así, Vargas cantaría con el estómago. O con algún órgano menos conocido y más poderoso. El páncreas tal vez.
La RAE dice del páncreas que se trata de una glándula. Y, como tal, produce una secreción. Nuestro órgano realiza un doble trabajo. Una parte de sus jugos van al intestino y contribuyen a la digestión. Con los otros produce una hormona, la insulina, cuya función es impedir que aumente la cantidad de glucosa en la sangre.