“De niño aprendes actuando y cometiendo errores. De adulto buscas la perfección. Estás acabado, amigo”. Sari Veripää
La novela estaba muerta. No logré escribir con credibilidad del gorila de Birmingham. La visita imaginada o recordada al zoo de aquella ciudad de Alabama me asqueaba. Julia y yo nos habíamos congelado en el tiempo. Ninguna imagen ni ninguna novela ya escrita venía en mi ayuda. Ni por la noche ni por el día. Asumiendo mi fracaso, me dispuse a vivir uno de los momentos difíciles del día. Las mochilas, las bolsas de supermercado, los paraguas mojados, la ropa para tender y las niñas cansadas y protestonas eran sombras amenazantes. Necesitaba encontrar energía para hacer los deberes con mi hija pequeña y lograr que la adolescente apagara la tele. Sin perder los papeles.
Misión imposible.
Estaba a punto de abandonarme a la pendiente del mal humor cuando sonó el interfono.