Elisabeth vuelve a desaparecer, dicen los titulares sobre la víctima del monstruo de Amstetten. La Prensa austríaca ha contado que la joven se recupera a ritmo sorprendente. Vive en una pequeña localidad, relatan, con sus hijos y con el hombre del que se ha enamorado, uno de los guadaespaldas que la protegen del acoso de los periodistas. Ha obtenido el permiso de conducir y ha abandonado la terapia, dicen los papeles.
Parece lista la chica. Cuando nadie lo esperaba, se presentó en el juicio contra su padre y con su testimonio consiguió la cadena perpetua para el monstruo del bigote. Logró además que su declaración y los detalles más escabrosos del caso no trascendieran.
Adiós al morbo.No más fotos del del bigote en bañador, please. En Amstetten han empezado a crecer los brotes verdes.