Leo en La Vanguardia a la astrofísica Margaret Geller, que ha acudido a Barcelona a recoger un premio o un honoris causa, que lo rompedor en ciencia y en arte está en relacionar. Ya escuché que los grandes especialistas no se comen nada. Que los que se llevan el Nobel son los que pican de muchas flores.

Esta científica de Harvard vio cómo su padre buscaba en los minerales los trazos geométricos que después ha descubierto ella en las estrellas. No descubre, desvela conexiones. Lo mismo hacen los artistas, pero ella tiene que demostrarlo.

Comprender la realidad no es entender los objetos sino sus conexiones, sostiene. Para ello no hay que concentrarse y pensar, sino dejar que fluya la intuición. No salgas a buscar las ideas: deja que éstas te encuentren.

Para eso hay que ser joven. Glup. O sentirse joven. Vale. Entonces no te pones excusas. Tiempo, ganas, dinero. Todo eso te impide ver las conexiones y te mantiene fijo en un punto.

Lo dice, parecido Ouka Lele hoy en El País. “Hay que seguir arriesgándose como si fuera la primera vez. Si soy fiel a mí misma tengo que estar siempre como cuando empezaba”.