Antes pensaba que las emociones del día de San Sebastián tenían que ver con el dormir poco de la víspera. Pero las melodías de Sarriegui se infiltran desde la infancia. Y como ésta es, dicen, la verdadera patria, pues a llorar. Lo que no consiguen los fuegos y el helado lo logran los tambores.
He observado, con la distancia que proponen los analistas del ‘yo’ y he elegido mis grandes momentos de la fiesta. Aquí están.
1.- Víspera de San Sebastián. Huyo del arrepentimiento. -‘Tenía que haberme organizado mejor para acudir a la cena de amigos’-. Y escucho a las charangas. ‘La música es el lenguaje común que entendemos todos’, dice filosófica mi amiga Lourdes.
2.- Las gulas. Cena con mis niños. Ellos beben coca cola y a mi se me olvida abrir el benjamín que regalan los de la Gula del Norte.
3.- Tamborrada Infantil. Veo a Miren, que le lleva su madre en silla de ruedas, en la tamborrada de Amara Berri y a un niño con síndrome de Down, tambor mayor de Errekalde.
4.- Anastasios. Animamos a ‘Leire’. El carisma necesita tradición. Hasta me gusta el aroma del puro del vecino. Será San Sebastián.