Hay una chica que pasa a tu lado pisando fuerte. Suele llevar el pelo mojado y mucha energía: es de las que se bañan todo el año. El otro día, en una terraza, pude apreciar su estela. Cuando me di cuenta charlaba en una mesa cercana.
-¡Qué gusto!, ¡qué valiente!, ¡qué decidida!
Dan ganas de decir y ‘usted, ¿por qué no lo hace?’. A mí la primera, claro.
Una decisión así no se toma de golpe. Ocurre tras varias intentonas. Se trata de alargar el verano y mantenerse en la playa cuando las excavadoras peinan la arena y subes y bajas montículos con el sello de las ruedas del tractor para llegar a una orilla llena de piedras. El reto es permanecer.
Ayer, después de noticias de lluvia radiactiva y de avances contra Gadafi escuché que llegaba un anticiclón. Parece que se retrasa pero vendrá. Espero que me pille en la playa.