Una conocida y veterana periodista a la que entrevisté ayer me dijo que cree en fantasmas. Yo también. A Dios gracias a mí no se me ha aparecido ningún fraile difunto, como a ella, pero he recibido vibraciones de otra dimensión. Pasaba una mañana junto a una querida mesilla y un libro llamó poderosamente mi atención. Esto pasa, sí. ‘Este libro me lo leería yo’, se dice a menudo. Pero no se hace y se vuelve a Blay (ay). Esta vez la atracción fue definitiva. Necesitaría la asesoría de Iker Jiménez o del colega Luis Alfonso Gámez para explicarlo. Quise leer aquel libro ‘subito, ya’.
Y lo hice. Yo nunca estuve en Bocaccio ni seguí la trayectoria de su fundador, Oriol Regàs, más quizás la de su hermana Rosa, escritora. ‘Los divinos años’, se titula, y son las memorias de Regàs, ‘el señor Bocaccio’, anfitrión de la ‘gauche divine’. ‘Ha sido empresario, hotelero, aventurero con causa, promotor cultural…’, dice la solapa.
No puedo parar de leer este libro de memorias repleto de luces y con algunas sombras.