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Cocinaré mi calabacín antes de que lo prohiba Pajín

Chica, voy corriendo a cocinar el calabacín gigante que me ha regalado un compañero y amigo periodista con huerta que sabe mucho de la naturaleza. Y lo hago antes de que el Ministerio de Sanidad lo meta en una lista de alimentos no recomendables. Cuanto más grande eres, más posibilidades tienes de acumular nitratos (si eres planta). Y si eres pez como el atún (pobre atún) y te haces grande, como suele ser tu mandato natural, más posibilidades tienes de acumular mercurio. ¿No sería mejor preguntarse por qué los productos naturales acumulan nitratos y mercurio y luchar contra esas causas desde tu ministerio?

Pues bien. Dolida con esta gente, les daré mi receta de homenaje a la naturaleza dañada, acariciando el medio calabacín que me queda (hice ya una exitosa cremita) para compensarle por los daños infringidos. Un poco de agua en la olla con aceite y sal. Se trocea un puerro o dos y se añaden los trozos del calabacín. Un quesito en porciones por comensal y un si-es-no-es de pimienta blanca. Al abrir la olla, se pasa todo por la batidora. Un chorrito de aceite virgen al servir. Queda una crema suave que nos hará olvidar algunos disgustos.

PD. En la foto de Martín Martínez, un calabacín de 12 kilos que se recogió en Igeldo. (Pronto nos recomendarán cambiarnos de planeta).

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