La vida e incluso la actualidad se parecen mucho a las novelas de Stieg Larsson, así, que yo, por si acaso, voy por mi segundo tocho de Millennium. Es cierto que en las revistas de investigación no suelen mandar las mujeres. Que éstas no tienen tradición de dar órdenes a curtidos y sobresalientes reporteros. Que no se conocen demasiadas chicas justicieras y valientes, que den su merecido a los malos y a la vuelta se pasen por una clínica de estética.

Y qué. Hay algo inquietante y también reconfortante en estas  novelas. Y los hechos siempre se terminan pareciendo a los buenos libros. Hoy mismo, sin ir más lejos. La meteoróloga Margaríta Martín había aunciado una formidable tormenta  sobre Donostia. Caían las primeras ráfagas de granizo y yo leía el episodio del paso del huracán Mathilda -sí, Mathilda, ya sabemos- por la isla de Granada, donde se había refugiado la protagonista.

Con esto me vale. Dejemos por hoy el resto de los temas.