Antes de quedarme en Cadaqués hacía viajes largos. Uno me llevó a Brasil y Argentina. Ya sé que Buenos Aires y sus librerías nocturnas tienen miles de admiradores. Pero a mí me impactó   Copacabana, sus playas y sus autobuses rebosantes de gente ligera de ropa camino de la playa…. Qué vitalidad. ¿Dónde quedaban los libros?

En el país de los Ronaldos al turista se le inculcaba el miedo al mangui pero, ayer mismo, en las cabinas de Ondarreta, escuché a una señora jubilada cómo tuvo que volver a casa descalza y con lo puesto. Le robaron todo en la playa.

Las brasileñas no hacían top less pero llevaban unos tangas muy sexys. La prenda no se ha  impuesto aún en las playas donostiarras. Aquí se lleva más lo clásico. Pero aparecen modelos con la braguita del bikini cada vez más escotada.

Esto no es Brasil. No hay más que mirar al cielo un día como hoy.

Pero empieza a parecerse.

Mmmmmmmmm…..