Agua, agua, que así habrá setas. Anónimo.

Habíamos reservado una habitación en una casa que el fundador de los McDonal’s, Ronald McDonald, había abierto en la ciudad de Birmingham, en Alabama. Ya podemos comer hamburguesas a gusto, era el chiste que había prosperado en la familia. Igual que en ese congreso de Filosofía, que financiaba la ex mujer del fundador de Zara, se decía que ya podíamos gastar a gusto en las tiendas de la marca.

–¿Cuándo llegamos al aeropuerto?

Julia sonreía satisfecha. El taxista había apretado un botón y, del asiento situado tras el suyo, había surgido un elevador para sentar a los niños. Sus botas rosas bailaban al son de la música.

Fuera llovía.