Buscaba información sobre Mónica Vinader, ‘la joyera de las famosas’. Estaba preparando mi entrevista y apareció la frase. “El éxito le llegó tarde”. Éxito. Suerte. Ummmmmmm. Seguí leyendo. El papel de la casualidad en su vida. Ummmmmmm. Aquello empezaba a ser como un cuello blanco con una vena palpitante para el protagonista de ‘Crepúsculo’.
Preparé mi cuestionario con referencias a la creatividad, la suerte y el destino. Ella comenzó a responder. Ahí no aparecía nada nuevo. Por fin di con una clave. La creadora donostiarra fue siempre fiel a una idea. ‘El lujo asequible’. Por eso eligió una fórmula despreciada por las joyerías. Se encaprichó con el vermeil, el baño de oro sobre la plata, que la joyería tradicional consideraba poca cosa. ‘Me esnobeaban’, repetía la donostiarra. Sin prisa -podía permitírselo- persistió. Al final, lo que había sido el motivo de su rechazo resultó la clave de su éxito. Curioso.