Ocurrió en un desayuno ‘sírvase usted mismo’ en Tenerife Sur, como dicen los prospectos, o en Maspalomas. Ya no sé. Una señora -o tal vez era yo misma- esperaba con manifiesto mal humor en la cola de los huevos fritos. Y me dije: Si pasas el invierno esperando el buen tiempo y pierdes tu temple a la menor contrariedad, algo falla. Ni vives el invierno, ni el verano.
Así que empecé a buscar la magia en las cosas sencillas, el Dios de las cazuelas, el viaje interior. Pero a veces vienen días de viento Norte como éste, de cierzo, que dirían los oscenses. Y se añoran las sandalias y las cabinas de Ondarreta, como si el sol fuera a traernos la felicidad. Y un poco es así. En África, dicen, la gente vive contenta.
Se trata de estar donde tienes que estar. Pero no siempre es fácil. Miren a los koalas. Me remito a la 2. ‘Animales carismáticos’, decía un entrevistado en uno de esos rigurosos documentales de sobremesa. De la protección han pasado a la superpoblación. Los árboles mueren por su apetito. Los atrapan y los cambian de sitio. Ha nacido el personaje ‘ciudador de koala’. Hay quien pide muertes selectivas, un tabú. Así que no nos quejemos. En todos los continentes cuecen habas. Y por cierto, bien ricas que están esta primavera.
Debido a un error no hemos podido dar de alta tu suscripción.
Por favor, ponte en contacto con Atención al Cliente.
¡Bienvenido a DIARIOVASCO!
Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente, pero ya tenías otra suscripción activa en DIARIOVASCO.
Déjanos tus datos y nos pondremos en contacto contigo para analizar tu caso
¡Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente!
La compra se ha asociado al siguiente email