Chica, qué bonito estaba el mar. Enfilé el camino hacia el Palacio de Miramar para estrenarme como reportera de los Cursos de Verano. La cita era con la socióloga Teresa Torns, dispuesta a la batalla. “Las mujeres necesitan tiempo para ellas mismas, tiempo de libre disposición”, me dijo. “Su tiempo libre lo dedican a la familia. Y sólo se toman aquellos ratos que no chirrían en el orden familiar o los que arañan a la jornada laboral”.

Torns no habla de ’empoderamiento’. Ni de ‘conciliación’. Ni de ‘doble jornada’. Pide un nuevo contrato social para repartir de forma más equitativa el tiempo laboral, familiar y personal entre los hombres y las mujeres. Y reclama nuevas formas de trabajar. Adios al contrato para toda la vida. Las empresas deberán ofrecer algún día trabajos adaptados a nuestro ciclo vital. Ciudado de los hijos-pleno rendimiento-cuidado de los padres-propina final-jubilación. Paa ellos y para ellas.

Ah, me digo. Algún día no sólo se hablará de quién preside un consejo de administración o de la alineación en el palco de La Real. Será noticia quién empareja los calcetines. Reporterismo de lo privado. En las familias y en la sociedad queda mucho por atar.