Me estoy aficionando al fútbol. Pones en un titular algo relacionado con Aperri o con Casillas y ya tienes los lectores asegurados. Y yo he venido aquí a vender mi libro, oiga. El fútbol nos salpica a todas. Gracias a él hablamos de literatura (autores sudafricanos bajo la pluma del futbolero John Carlin), psicología (Mouriño, prototipo de ganador-ganador versus Guardiola, símbolo de ganador-con-clase), economía (sube la Real, ingresamos millones) o sociología. Dice The Times que la culpa de la derrota de la selección española en su debut en el mundial la tiene la periodista Sara Carbonero y sus ojazos que tanto distraen. Por fin una mujer ha saltado al campo de juego. El fútbol femenino no mancha papel. Pero una mujer es la culpable de la derrota de la roja. Vaya sitio que nos dejan.
Ay, chica. Por algo una de mis secciones favoritas del periódico es la de mercados. Hoy estoy de suerte. Disfruto con la crónica de Amaia Goikoetxea sobre el mercado de Ordizia. Han llegado las primeras guindillas. La tierra necesita lluvia, pero si no para, la roña lo estropeará todo. No es fácil tener todas las circunstancias a favor, nos enseña la sabia naturaleza.
Que se lo digan a Sara. Yo ya lo tengo claro. Bajará la roja, sí. Pero siempre nos quedará la verde.