Como la exposición sobre Ana Frank en la Casa de la Paz no abre los domingos (?) y la cartelera donostiarra no ofrece ninguna película en versión original inglesa para hacer un poco de ‘listening’ (?) nos quedamos en casa en una tarde de domingo gris. Convenía romper un clima que empezaba a cargarse. Mi hijo tuvo la idea.
-Quiero un batido.
-¿No es mejor un zumo?, bla, bla, bla…. -a las madres nos cuesta reconocer las oportunidades-.
-No. Quiero un batido.
Así que me puse manos a la obra. Un plátano cortado. Fresas troceadas. Una pizca de azúcar y leche.
Observé sorprendida el resultado. Se parecía a los de ‘Johnny Rockets’, esa cadena de comida americana que sirve hamburguesas y batidos en el sur profundo de los USA con estética nostálgica. El nuestro no era ‘big size’ como aquellos, pero la pinta era espléndida.
Tenía muy buen color.