Luis Rojas Marcos, ese psiquiatra dandy, me lo dijo una vez y yo no quise contradecirle. ‘El ser humano se acuerda de lo bueno’. Pues yo, chica, tengo magnífica memoria para lo malo. Me acuerdo de mis dos peores entrevistas. Una fue un reportaje en una fiesta de cubanos. Entre los testimonios, alguien comentó que el país necesitaba un cambio. Al día siguiente dos mujeres vinieron a verme. Fue una sesión de poli bueno-poli malo a cargo de dos comisarias políticas sin carné. Cuando despertaba de la pesadilla y levantaba la voz, la de guante blanco calmaba asperezas para continuar.

La otra fue una entrevista a una premio Nobel, hoy candidata a la presidencia de su país. Mis preguntas eran cuidadas:

_Ahora que pisa alfombras mullidas en los despachos…

La mujer interpretó algo ofensivo en la cuestión, se levantó y se fue. Por cierto, superada la hora fijada para la entrevista, había aparecido con un largo séquito y se había metido a desayunar en el buffet del hotel. Alguien me dijo que habría que esperar.

En fin. Este disco duro…