“Esa acción está libre de distorsiones, de remordimientos. No deja ninguna huella, ninguna pisada en las arenas del tiempo”. K
Era una tarde lluviosa y una madre, ese género que nace en relación a un centro escolar, dijo que a las 9.30, por la noche, se iría a correr. Yo fui a pasear. Asumí, una tarde más, que los deberes tendrían que esperar. Las vacaciones asomaban en el calendario. El mar andaba revuelto a las 7 de la tarde. Era una hora bruja también para él. No dejaba de ser un aprendizaje.