Al cardenal Antonio Cañizares, el que tiene un cargo con nombre de secta, se le ve el plumero. Tanto esconder lo que está feo debajo de la alfombra que al final terminas sin distinguir lo que está bien y lo que está mal.
Es lo que le ha pasado al decir o sugerir que es peor el aborto que los abusos a menores en las escuelas católicas.
Y es que la gente del Vaticano no termina de entender que es obligación de los políticos resolver los problemas, aunque estos sean difíciles y complejos, como es el caso del aborto. Estos señores que visten de largo sí que son complicados. Se oponen a legislar el aborto y condenan el uso del preservativo. Vaya lío.
Para ampliar mi visión busco en internet. ¿Y qué me encuentro? Una entrevista de Juan Manuel de Prada con Cañizares para L’Osservatore Romano. ¡Qué antiguo! No me extraña que al prelado no le gusten los cambios.
Esta es la primera pregunta: ‘Del nacimiento de su vocación me gustaría precisamente que hablásemos, Eminencia‘.