Un poco morro (y no hablamos aún de Mick Jagger): la Quincena de Realizadores ha incluido en su programación “Stones in Exile”, que dos días antes ya estaba publicada en DVD, aunque sólo formando parte de la caja super de luxe de “Exile On Main Street” y a un precio desorbitado. El DVD normal sale el 14 de junio.

El caso es que ponían en Cannes el documental que recopila toda la información posible alrededor de la grabación del mítico “Exile On Main Street” de los Rolling Stones. Y el gancho era que Mick Jagger, en solitario, saliera a presentarlo al escenario. Y allí estaba, con elegante traje gris, desgranando brevemente algunos de sus recuerdos de cuando se tuvieron que ir de Inglaterra para no pagar desorbitados impuestos, y se instalaron en una villa tan lujosa como decadente de la Riviera francesa. Jagger las sigue fascinando a todas las edades: una americana de veintipocos años que no podía ocultar su excitación por la presencia de Jagger en el cine se me acerca al termino de la presentación y me dice: “Ha sido supercool, ¿verdad?”.

Pero para cool, lo que contaba el documental, que es el típico mejunje hiperveloz, que atiende más a la anécdota y el efecto que a la música, pero contiene valiosa información audiovisual. Aunque sobren esas frases sueltas y con poca sustancia de Sheryl Crow o Martin Scorsese.

Los Rolling estuvieron en esa villa como una tribu, formada por los miembros oficiales, los músicos de acompañamiento habituales, las esposas, los niños, varios técnicos de sonido, amigos que se traía sin control Keith Richards, toneladas de whisky y de todo tipo de drogas, un cocinero que era yonki y por eso no siempre hacía la comida, y un tipo que explicaba que su labor era liar porros.
Cada cual dormía, ensayaba o se ponía cuando le daba la gana. De ahí salío uno de los discos más considerados de los Rolling y una experiencia entre el paraíso y la pesadilla. Cuando, debido a la permanente jornada de puertas abiertas algún “amigo” les robó ocho guitarras y un saxo, empezaron a pensar que aquello no era forma de vivir. Ahora lo recuerdan con cariño…