Con lo que me gustaron los primeros discos de su padre, Ian Dury, y el concierto que dio en los primeros 80 en el Polideportivo de San Sebastián, no he prestado suficiente atención al hijo, Baxter Dury. Me gustó su disco Floor Show, aprecié que se pareciera a su padre en cosas, pero trazara su propio camino; y sin embargo he desatendido inexplicablemente a Baxter Dury. Y ha tenido que venir Paul Weller a llamarme la atención; en concreto, sobre la canción Isabel.

Con la revista británica Mojo viene cada mes un CD de regalo. A veces es una recopilación de canciones de discos novedosos, otras veces indagan en las raíces de blues y rock&roll de los Rolling Stones o Led Zeppelin. Pero últimamente se están luciendo, en serio. Hablaremos pronto de otros discos interesantes que han publicado, pero aquí viene a colación el del número de abril. Se titulaba Come On, Let’s Go!, A Modern Day Jukebox, y es una variopinta selección realizada por Paul Weller, de todas las épocas y estilos, sin más hilo conductor que los afectos personales. Y, siendo uno muy seguidor de Paul Weller, descubre con gozo cómo coinciden muchas favoritas entre las seleccionadas. Por ejemplo la inicial, la inmensa Come on, Let’s Go de Broadcast. O The Ride de Joan As Police Woman. O Free Will and Testament de Robert Wyatt, aunque uno elegiría muchas canciones antes que esa del repertorio de tamaño genio.

Pero la selección de Paul Weller también me ha serivdo para descubrir algunas canciones desconocidas, y ahí se ha llevado la palma Isabel de Baxter Dury. Esa línea de bajo agudo es adictiva, instantáneamente. Esa forma de cantar de Baxter como de dejadez irónica, tan de su padre. Esos coros superpop. Ese minimalismo instrumental. Disfrútenla. Y como complemento, nada mejor que las tres razones para ser feliz de Ian Dury.