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Edgar Indurria Jiménez

Nutrición y cocina saludable

Sin prisa y con alguna pausa

Hoy te voy a hablar de un tema con mucha miga aunque no lo parezca. Porque detrás de él hay un batallón de empresas y particulares que se embolsan millones gracias a lo mal informados que están la mayoría de las personas en relación a la alimentación (me pregunto si ésto será a conciencia), el bombardeo y presión constantes en busca del cuerpo perfecto y las prisas por llegar a conseguirlo.

 

Y es que muchas veces parece que la salud es algo secundario cuando hablamos de hacer una dieta. Se persigue como único fin bajar de peso sin mirar las consecuencias que determinadas estrategias dietéticas (por llamarlas de alguna manera) pueden tener para las personas a nivel físico por un lado y emocional por otro.

Si sobrecargamos los riñones, por ejemplo, al hacer una dieta demasiado alta en proteínas éstos, siempre que partan de un estado saludable previo, conseguirán recuperarse en un periodo relativamente corto y sin demasiados esfuerzos. Pero es el segundo punto, el emocional, el que muchas veces trae los problemas a largo plazo. Porque esas bajadas bruscas de peso con dietas insostenibles desequilibran a la persona y además no le aportan unos conocimientos que le sirvan para entender cómo debe ser una alimentación equilibrada.

 

 

Conseguir llevar una dieta saludable es una carrera de larga distancia. Y es la clave para que logres tus objetivos. Con el título del artículo, “Sin prisa y con alguna pausa” pretendo hacer alusión a ésto.

 

Sin prisa porque cambiar unos hábitos alimenticios, que llevan acompañándote años y años, no es algo sencillo, necesita tiempo. Si das con un o una nutricionista que lo entienda de este modo, esta persona te irá dando las herramientas y la información necesarias para que vayas poco a poco modificando tus hábitos sin crear una dependencia hacia una dieta imprimida que de nada o poco sirve si tú como paciente no coges de la mano unas bases que te permitan acabar siendo soberano de tu alimentación equilibrada.

 

Con alguna pausa porque es posible que durante el proceso pases por momentos en los que se vuelve a descontrolar el asunto. Y es que esto puede ser hasta positivo. No te culpes si en algún momento te quieres permitir un capricho, disfrútalo. Eso si, al día siguiente todo sigue igual. A lo largo de tu reequilibrio alimentario lo importante es el balance global y siempre van a ser muchos más los días en los que cuidas tu alimentación en comparación con los que no.

 

Creo que estas pautas son básicas a tener en cuenta en toda persona que quiera aprender a comer de una manera saludable y definitiva. Saludable y sabrosa porque estos dos adjetivos son perfectamente compatibles, solo es cuestión de imaginación y ganas. Ya sabes, olvídate de dietas caídas del cielo, de ir con la calculadora contando calorías y aprende a disfrutar cuidándote.

¿Te animas?

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Sobre el autor

Desde que tengo memoria como. Y no he dejado de hacerlo hasta hoy. Cuando estudié nutrición en la Universidad Autónoma de Madrid empecé a entender que había maneras de alimentarse que contribuían a mi salud. Me di cuenta de lo importante que es hacer llegar a la gente algo tan fundamental como aprender a elegir los alimentos y a esto es a lo que me dedico a día de hoy.


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