Encontrar el equilibrio entre disfrutar comiendo y nutrirse de una manera adecuada es una gran ayuda para conseguir llevar a cabo un estilo de vida saludable de una manera global. Y es que la nutrición es una búsqueda constante de equilibrio. A todo el mundo le gusta disfrutar de una comida sabrosa y a todo el mundo le gusta disfrutar de una buena salud.
Si en tu vida domina alguna de estas dos premisas es difícil que se logre un equilibrio saludable.
Si solo comes por placer, tu disfrute estará caracterizado por pequeños momentos de placer, tan pequeños como un bocado que se esfuman una vez el plato se termina. Buscarás alimentos muy sabrosos, con mucho aporte de sodio (sal), azúcar o grasas que son componentes que aportan mucho a nivel organoléptico pero que si se consumen de una manera compulsiva, desordenada y excesiva, a lo largo del tiempo tendrán consecuencias negativas sobre la salud. Obesidad, diabetes, hipertensión, problemas renales, enfermedades cardiovasculares, etc son consecuencias más que estudiadas de unas dietas ricas en sabor pero pobres en salud.
Si solo te alimentas buscando nutrir tu cuerpo, seguramente elegirás alimentos saludables que te ayudan a cuidar tu cuerpo. Pero si esto se convierte en una obsesión puede llegar a ser negativo. No quiero decir que haya que elegir alimentos nocivos, pero si ser algo flexibles para que tu entorno social no se vea afectado, que no te aísles, y que comer no se convierta en un trámite tan rígido que no te permita compartir ese espacio con las personas que quieres.
Es habitual que las personas oscilemos, como un péndulo que va de lado a lado, entre la alimentación más saludable y la alimentación orientada al placer. Lo ideal, desde mi punto de vista, es lograr que poco a poco ese péndulo cada vez oscile menos y encontrar tu punto de equilibrio en el centro, entre la salud y el disfrute. Este es un proceso que lleva tiempo y esfuerzo, requiere que estés atento.
El interés por la cocina ayuda a conciliar estas dos partes de la alimentación. Te ayuda a buscar sabores saludables, coger tus recetas favoritas y darles un toque personal para sustituir, por ejemplo, esa nata de la salsa por patata que aporte la cremosidad que buscas o reducir la cantidad de azúcar de ese postre que tanto te gusta.
En definitiva lograr que el disfrute gastronómico y la alimentación saludable se fundan en unos platos que puedas compartir mientras te llenas de sabor y salud.