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Itziar González de Arriba

Nutrición y salud

dieta en insuficiencia renal; muy útil en Hipertensión

 

Resumen de interés:

 

 

Los cuidados básicos necesarios son:

 

  • Disminuir la ingesta proteíca, sobre todo animal: consumir un máximo de 0.8 g/kg de proteína, que se ingiera en la comida.
  • Disminuir fósforo: no consumir conservas de ningún tipo, ni congelados, ni bebidas carbonatadas.
  • Aumentar vitamina D3 a 2000 Unidades/día (30 gotas) y suficiente Calcio para disminuir la estimulación de la hormona paratiroidea15-20 mg/kg/día. 2 cápsulas de ergyóseo es un buen recurso para mantener de forma crónica.
  • Disminuir el aporte de potasio: cocer bien las verdurasdo las más verdes; fruta 1-2 piezas al día, preferiblemente piña o pera.
  • Comer poco pero lo suficiente para no entrar en acidosis o cetosis: en todas las comidas una base de hidrato de carbono de índie glucémico bajo: trigo sarraceno.
  • Nada de sal.
  • Poca agua.

 

LA DIETA EN EL PACIENTE RENAL


Dieta, en griego, significa “manera de vivir”, y así se podría titular este trabajo. Y es que la comida juega un papel muy importante en la vida de toda persona. No solo es fuente de energía, sino que es parte responsable de nuestro bienestar, a la vez que centro y encuentro con la familia y los amigos.

En condiciones normales el aparato digestivo selecciona de los alimentos aquellos nutrientes que necesita, eliminando lo que no se puede aprovechar y los productos de desecho del metabolismo celular. Los riñones son responsables de filtrar, depurar y equilibrar la sangre. En la insuficiencia renal avanzada esta capacidad está anulada y los productos nitrogenados (junto a fosfatos, sulfatos y ácidos orgánicos) se acumulan en proporción a la pérdida de masa nefrológica, por lo que el manejo nutricional y de la dieta se considera crucial en el tratamiento de la insuficiencia renal (IRC).

I. OBJETIVOS:

A.- Objetivos de la dieta en prediálisis

1.- Retrasar la progresión de la insuficiencia renal.

2.- Evitar la toxicidad urémica.

3.- Mantener nutrido al paciente.

B.- Objetivo de la dieta en diálisis

1.- Mantener nutrido al paciente.

2.- Cuidar la ganancia de peso interdiálisis.

II. ¿ CÓMO LLEVARLOS A CABO ?

1.- Sodio y Agua.

La ingesta líquida variará según la diuresis residual del sujeto. Para un indivÍduo normal se estima que requiere 1.500-2.500 ml/día (aproximadamente 1ml por cada Kcal), variando según la actividad física y la superficie corporal…Durante la etapa prediálisis, normalmente la diuresis se conserva, o es incluso superior a la normal (entre 1,5-3,5 l /día) por lo que no tienen limitaciones. La restricción salina suele bastar para frenar la sed y mantener el equilibrio del agua. La medición de la diuresis nos orienta sobre los requerimientos hídricos de estos pacientes, que deben ser el volumen de diuresis, más 500-1000 ml aproximadamente.

Por regla general a los enfermos hipertensos y con IR (cuando la filtración glomerular es inferior a 10ml / min.) es necesaria la dieta hiposódica.

Sin embargo, existen nefropatías perdedoras de sal que conducen a un balance hidrosalino negativo. Medir la excreción de sodio urémico en 24 horas es enormemente útil para valorarlo. Por tanto los aportes de agua y potasio deben ser individualizados.

Práctica orientativa de la administración:

Restricción moderada: 5 – 7 gramos de sal/día.

Restricción severa: 1,5 – 2 gramos/día. En paciente con HTA o con retención de líquidos.

2.- Proteínas

Dado que la IRC conduce a la retención de productos nitrogenados, el principio de restricción protéica ha prevalecido durante décadas en el manejo dietético de la uremia. Con la utilización de dietas hipoprotéicas se han conseguido básicamente tres objetivos: prevenir la función renal, prevenir la aparición de síntomas urémicos y mantener al mismo tiempo el estado nutricional del paciente. Sin embargo, a pesar de la amplia información, la eficacia de la restricción protéica continúa siendo un tema controvertido. Parece ser que depende en cierta medida de la etiología de la IRC.

¿Cúando iniciar la restricción protéica?

El momento de iniciar la restricción protéica es otro tema a debate. Si buscamos retrasar lo posible la progresión de la IRC, debería iniciarse la restricción protéica desde las etapas tempranas de la misma, corriéndose el riesgo de desnutrición. Si lo que se pretende es, sobretodo, prevenir la aparición de síntomas urémicos, debería iniciarse dicha restricción cuando el BUN está por encima de 90/día que corresponde a un aclaramiento aproximado de 25 ml / min. Ésta parece ser la postura más prudente.

Como criterio orientativo esta puede ser la pauta:

Dieta hipocalórica: 0,6 – 0,8 mg/kg/día: de 100 gramos de carne, 100 gramos de pescado. Dos diarias.

3.- Potasio

A.- El riñón es la principal vía de eliminación de potasio y su acumulación puede provocar graves arritmias. En la etapa prediálisis no existen mayores dificultades para mantener la homeostasis del potasio, aunque hay que actuar con cautela en paciente con hipoaldosteronismo hiporreninémico, como en el caso de los diabéticos, o que reciben inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA). Estos enfermos cursan con discreta hiperpotasemia, aunque la expresión clínica es infrecuente.

 

B.- Criterio práctico orientativo:

Dieta con restricción en potasio: fruta, tomate, patatas…

4.- Fósforo

La retención de fósforo es una complicación frecuente de la IRC, que estimula la secreción de PTH y favorece la aparición de calcificaciones extraesqueléticas. La ingesta de fósforo es proporcional a la de proteínas, por lo que en la etapa prediálisis, la restricción protéica conlleva la reducción discreta de la ingesta de fósforo. Sin embargo, ésta no suele ser suficiente cuando el filtrado glomerular es menor de 15 ml/min, debiendo recurrirse a los ligantes intestinales del fósforo.

 

Criterio práctico orientativo:

Moderación en la ingesta de fósforo: restricción de proteínas, bollería, conservas, bebidas carbonatadas, pasta, leche y derivados.

En resumen y de modo genérico podría explicarse así el tratamiento de un enfermo en diálisis.

DIETA SIN SAL, POBRE EN POTASIO ( 1 pieza de fruta al día, verduras hervidas dos veces, patatas dejadas 12 horas en remojo, pocas legumbres, no frutos secos ni chocolate) y POBRE EN LECHE Y DERIVADOS ( queso, yogur, natillas ).

Puede tomar al día 100-250 gramos de carne o pescado más un huevo. Procurar no acumular más de 2 – 2,5 kgrs. de peso entre sesiones de diálisis.

A modo de conclusión

Es evidente que la dietética renal juega un papel esencial en el tratamiento conservador y satisfactorio de la IR.

Pero el seguimiento del régimen conlleva restricciones y limitaciones al paciente. El enfermero/ra debe impartir los conocimientos y consejos de la dietética renal a los pacientes y ayudarles con apoyo y afecto para que puedan cumplirla. Una información comprensible y en plan positivo para los pacientes es el primer paso para un tratamiento satisfactorio.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

”Nefrología Clínica”. Luis Hernández Avendaño. Edit. Panamericana.

 

”La alimentación en Diálisis”. Cristina Noriega Morán, Enfermera del Hospital de Cabueñes, Gijón.

 

”Guía Clínica de Nutrición para el Paciente Renal”. Laboratorios ABBOTT.

 

”Hemodiálisis, una ayuda profesional para personas con IRC”. Proporcionada por ALCER- Málaga.

 

Poster de Solau de Cabras. E-mail: solau@citelan.es

”Nutrición para pacientes con IR”. Marianne Vennegon. Publicación de EDTNA-ERCA.

Temas

Comer bien para vivir sano

Sobre el autor

Itziar González de Arriba es irundarra, fisioterapeuta (Universidad de Salamanca), postgrado de Osteopatía (Universidad de Alcalá de Henares), Máster en Nutrición y Salud (Universidad Oberta de Catalunya), postgrado Terapia Regenerativa (Universidad de Lisboa y San Pablo-CEU), candidata a Máster en Nutrigenómica (Universidad de las Islas Baleares). Además de su labor en consulta integrando alimentación y terapia manual, es profesora en diferentes universidades españolas y colegios de fisioterapeutas de varios cursos dirigidos a entender la relación paralela entre la nutrición y el desarrollo de diversas patologías o diferentes sintomatologías, enfocadas fundamentalmente a trastornos osteomusculares.


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