¿El equilibrio es imposible?
El Bruesa me gustó en el Príncipe Felipe. Me gustó su actitud, me gustó que la palabra equipo estuviera por delante de la de individuo y me gustó ver que el Bruesa deseó la victoria claramente más que el CAI.
El colectivo guipuzcoano se impuso a las individualidades aragonesas y el Bruesa siempre fue uno o varios pasos por delante del CAI, jugando en todo momento a lo que el equipo de Laso quiso. Hasta siete jugadores del GBC anotaron entre 8 y 16 puntos, mientras que para los de Angulo sólo tres pasaron de 10; eso sí, con Victoriano y Zizic abusando de la sombra de ojos y el rímel cuando todo estaba ya visto para sentencia. La defensa del Bruesa estuvo concentrada y agresiva; si defender es cuestión de deseo, el Bruesa lo tuvo, dejando al CAI en menos de 20 puntos en cada uno de los tres primeros cuartos que, por supuesto, se ganaron. Los locales sólo se llevaron el último parcial, una vez más maquillándose cuando ya no había nada que hacer.
¿Le damos algo de mérito a Laso y al cuerpo técnico, no? ¿O ésta vez tampoco?
Al Bruesa se le da muy bien el CAI y el Príncipe Felipe, entre la pasada temporada y ésta, lleva pleno de victorias, cuatro de cuatro. Y ésta es, posiblemente, la más importante de todas. Si el próximo domingo se gana al Fuenla en Illumbe, el paso que se ha dado, será de gigante hacia la salvación.
Por supuesto, también hay cosas que se han hecho mal
Al igual que la semana pasada no todo era un desastre, ésta tampoco podemos… (¿qué era lo que decía el señor Lobo en Pulp Fiction?). El juego del Bruesa sigue escondiendo taras, cuando se impone el juego colectivo se minimizan, pero siguen estando ahí. Por delante de todo, creo que hay un problema en la configuración de la plantilla, en mi opinión hay demasiados jugadores veteranos y el equipo se resiente por ello, rompe el equilibrio y creo que Laso sabe que ahí cometió un error.
Pero lo que más me preocupa es el terrible abuso del tiro de tres. En todos y cada uno de los partidos de la segunda vuelta el Bruesa ha lanzado 20 o más triples. De esos diez encuentros, sólo ha ganado tres, frente a iurbentia, Murcia y CAI, precisamente, en los que mejor porcentaje de tres ha tenido. ¿Es sólo que ese día entraban? En absoluto. Las citas ante iurbentia y CAI aparece el mejor juego colectivo del equipo. Con más circulación, se dan mejores posiciones de tiro, lanzamientos más cómodos y mejores porcentajes de tiro de tres: frente a iurbentia, 54% y frente al CAI, 42%.
Por desgracia, esto no suele ser lo habitual. En muchas ocasiones, el abuso del triple responde a la falta de ideas, un recurso fácil en lugar de elaborar un ataque muchas veces sin rumbo, ¿causa-efecto? Lo cierto es que no hay un equilibrio entre el juego interior y el perímetro, el primer síntoma suele ser el abuso del tiro de tres y la consecuencia, la derrota. Ante el Granada, 25%, ante el Madrid, 35%; ante el Cajasol, 23%; ante el TAU, 25%; tocamos fondo ante la Penya, 19%; ante Pamesa, 30% y ante Kalise, 26%. Todas ellas derrotas y siempre tirando más de 20 triples. Habla po sí solo. ¿El equilibrio es imposible?
Pero esta vez el Bruesa ha ganado y lo que se lleva es hablar de lo bien que lo ha hecho, lo mismo que cuando pierde lo que gusta es atizarle cuanto más duro mejor. Yo me niego. En Zaragoza jugó muy bien, pero hay que mejorar. La victoria no esconde el problema crónico del equilibrio en ataque.
Salvando lo bueno o lo malo que es el juego del equipo, la situación ha mejorado mucho y esos negros nubarrones se han alejado -alejado, que no desaparecido-. En la lucha por la salvación, Estu y Bruesa han sido los más beneficiados de la jornada, el Cajasol confirma que tiene toda la pinta de salvarse y, por contra, en Granada están temblando… y si no es así, deberían. Los nazarís se han metido de lleno en el ‘pelotón de los torpes’ y el cuello de Trifon Poch se prepara para la guillotina, ¿llegará al próximo partido…? Toda la situación de ‘La otra Liga’ la dejamos para el siguiente post. Ahora disfrutemos un momento de esta merecida victoria, como decía Nacho Azofra, la tristeza en la derrota debería durar un minuto y la sonrisa de la victoria, 30 segundos… Después, a pensar en el próximo partido.