Las estadísticas son como los bikinis. Lo que te enseñan está muy bien, pero es mucho mejor lo que no te dejan ver.
Quiero decir, que si miro los números del partido entre el Bruesa y el Fuenlabrada encuentro que el GBC ha ganado la batalla por el rebote con claridad, ha limitado a 28% al mejor equipo de la ACB en cuanto a porcentaje de triples y ha dejado al cuarto ataque de liga en 49 puntos al final de tercer cuarto. Lo que no me dice la estadística es porqué ha encajado el Bruesa 29 tantos en el último cuarto y ha perdido el partido.
El resultado de este partido no se puede explicar mirando a la estadística. Por eso nos ha resultado tan dolorosa. Por lo inexplicable. Y es una pena, porque hubiera sido una victoria para la tranquilidad, para afrontar lo que queda con una calma que evita apagones como el del último cuarto ante el Fuenla.
El Bruesa llegó al partido con los deberes hechos.
Y tanto que lo hizo. Desde el salto inicial se pudo ver perfectamente que el GBC sabía cuáles eran los puntos vitales del AG Fuenlabrada y, lo que es más importante, cómo anularlos. Hablamos del equipo que mejor tira de tres en la ACB, un equipo al que le encanta correr y meter muchos puntos. Y desde el minuto uno el Bruesa le dijo que así no se iba a jugar ese partido.
Los tiradores fuenlabreños siempre tenían una mano delante cuando miraban al aro y el ritmo impuesto por el Bruesa, la buena defensa y la gran labor reboteadora (sobre todo en el aro rival) evitaron cualquier intento de jugar rápido de una manera sostenida por parte de los de Luis Guil.
Especial mención para los aleros del Bruesa. Panko está totalmente responsabilizado y asume el liderazgo que le corresponde. Carlos Andrade, como siempre, bailó con la más fea y además, ganó la partida. A estas alturas cualquiera sabe que parando a Brad Oleson la derrota del Fuenla sube en el mercado de valores, lo que no es tan sencillo es cómo frenarle, pero el portugués tiene la receta.
Así, el Bruesa llevó el partido por donde quiso. En los tres primeros cuartos recibió siempre menos de 20 puntos por parcial y anuló totalmente los organos vitales de su rival. Y en ataque, buscó buenas posciones, aprovechó sus recursos, no se precipitó. Por eso llegó 10 arriba al minuto treinta.
Es justo decirlo, el partido estaba preparado a la perfección y el planteamiento de Laso estaba funcionando como es debido. Me gustó mucho el Bruesa hasta ese momento.
Precisamente por eso, la sensación de rabia es tan grande por haber perdido. Porque se vio un gran Bruesa sobre la pista, pero todo ese trabajo bien hecho se tiró a la basura en cuestión de minutos. Llegó el apagón y la ventaja, el buen juego y la victoria se esfumaron. Siempre hablamos de que hacen falta 40 minutos de concentración e intensidad para ganar. Hubo treinta pero diez malos fueron sufientes para tirar todo por la borda.
Es sencillo explicar las razones por las que todo giró. La principal, la precipitación en ataque. Las buenas decisiones que hasta entonces se habían tomado, desaparecieron. El resultado fueron ataques faltos de ideas, que desembocaron en malos tiros y perdidas de balón. Y el Fuenla comenzó a correr.
Se que puede sonar raro, pero los 29 puntos que metió el Fuenlabrada en el último cuarto son, en gran parte, responsabilidad del mal ataque del Bruesa. Recuerdo perfectamente un tiro de Hopkins un paso por delante de la línea de tres, que fue lanzado porque no tenía otra opción, que no fue la mejor selección de tiro, pero que acabó dentro. A partir de entonces, Uriz perdió el balón, Urtasun perdió el balón, fallamos tiros mal tirados y Valters, Saúl Blanco y compañía se dispararon. Los fuenlabreños sintieron que por primera vez en el partido les habían quitado el yugo con el que el Bruesa les estaba sometiendo y, una vez liberados, sacaron el buen basket que llevan practicando toda la temporada.
Lo dicho, una pena. Las razones para que el GBC diera su peor cara en ese momento no las podemos saber, el caso es que el Bruesa tuvo miedo a ganar y no acabó de creérselo.
Al final sumamos una derrota que nos deja clavados donde estabamos y que nos dice que todavía queda mucho. Se nos van a hacer largas las últimas jornadas. Pero, con sinceridad, encuentro motivos para el optimo después de ver este partido. Es decir, viendo al Granada, temes que sea un equipo irrecuperable, lo mismo que el Menorca; pero el Bruesa tiene otra pinta, no acaba de rematar, pero ves a un equipo que sabe lo quiere, aunque a veces se le fundan los plomos…
Tenemos que saber sufrir, pero nos vamos a salvar.