Generation Kill es una serie de culto obra de David Simon, autor de ese otro mito llamado ‘The Wire’ que desmenuzaremos próximamente. En esta ocasión, tenemos delante un producto de primera calidad que requiere de una atención máxima por su sello personal. Generation Kill realiza una profunda disección sobre las miserias de la guerra a través de un grupo de soldados que lo único que quieren es aplicar los fundamentos para los que han sido preparados (matar) y que se frustran al no poder hacerlo debido a la incompetencia de sus dirigentes. Vuelvo a reiterar que su manera de contar las cosas no es la más habitual (la paciencia será un requisito fundamental para saber entenderla y apreciarla), ya que si usted espera una serie bélica con tiros y bombas por doquier se llevará una profunda decepción. Generation Kill es de combustión lenta, de una amplia digestión, pero les aseguramos que si se esfuerzan un poco comprenderán que lleva consigo un envoltorio en forma de reflexiones muy interesante. Y entonces, sólo entonces, es posible que hasta sus siete capítulos les sepan a poco…
Ficha: Generation Kill (2008), miniserie de siete capítulos que rondan la hora de duración. Creada por David Simon y coproducida por la HBO. Canal + la ha retransmitido en España.
Sinopsis: Se relata la vida diaria de un batallón de marines estadounidenses en la guerra de Irak durante el año 2003. Un reportero de la revista musical ‘Rolling Stone’ convive con ellos para realizar un reportaje que sirve como vehículo conductor para conocer de primera mano los entresijos de la guerra.
Autor: David Simon (Washington, 1960) es un periodista, productor y escritor de series de televisión, muy afamado en su país, cuyos hitos profesionales vamos a relatarles a continuación. Durante trece años (1982-1995) trabajó en el periódico ‘The Baltimore Sun’, en la ciudad homónima, donde era el encargado de cubrir la sección de crímenes. El espíritu del Watergate, la cumbre del periodismo de investigación, le sedujo como a tantos jóvenes de la época y fue el empujón que necesitaba para adentrarse en ese mundo. Con la sabiduría que otorga la experiencia (y los sinsabores de la cruda realidad), su opinión sobre el oficio cambió de forma radical. Comprendió cómo funcionan las cosas en el periodismo, comprendió lo que el público piensa sobre el mismo y, sobre todo, aprendió a ser más cínico.
Simon acumula una carrera fulgurante y cargada de éxitos desde que a mediados de los años noventa se estrenara en la pequeña pantalla con ‘Homicidio: vida en la calle’. Este proyecto nació de un libro anterior, obra de Simon, titulado ‘Homicidio: un año en las calles de matanza’ (‘Homicide: a year on the killing streets’), datado en 1991. El propio Simon convivió durante un año (1988) con la policía de Baltimore y el libro resultó ser un compendio de las experiencias vividas que funcionó muy bien en Estados Unidos. La serie, que duró seis años, dio comienzo en 1993 y Simon colaboró como productor y guionista al mismo tiempo que absorbía los conocimientos de un oficio nuevo para él.
En 1997 creó junto a Ed Burns ‘The Corner’, una durísima miniserie sobre el mundo de la droga. David se hizo mundialmente conocido y profesionalmente respetado gracias a ‘The Wire’ (2002-08), una serie que es una verdadera joya y que analizaremos en los próximos meses (ya les adelanto que seguramente realizaremos más de un artículo, porque la obra es tan densa y tiene tantos temas en los que merece la pena detenerse que un único hilo se me antoja insuficiente…). Decíamos que ‘The Wire’ colocó a David en el mapa. Y en 2008 se decidió, junto a su socio Ed Burns, a coescribir y producir la serie de la que les hablamos hoy. Años antes había caído en sus manos un libro que le cautivó escrito por el reportero Evan Wright, cuyas andanzas en un batallón de marines en Irak salieron a la luz bajo el nombre de Generation Kill. La publicación causó una honda conmoción en Estados Unidos debido a la crudeza del relato, que Simon y Burns decidieron respetar escrupulosamente en un claro signo de inteligencia.
En la actualidad David Simon sigue deleitando al personal con la serie ‘Tremé’, que mi socio Lorenzo les detallará en el futuro, y colabora en ‘Manhunt’ (una miniserie de la HBO sobre el asesinato del presidente norteamericano Abraham Lincoln). En la imagen de aquí abajo aparece el bueno de Simon junto al actor Michael K. Williams, el mítico Omar Little de ‘The Wire’ (uno de los personajes más fascinantes de la historia de la televisión).
La trama: El periodista de la revista ‘Rolling Stone’ Evan Wright (interpretado por el actor Lee Tergesen) llega a la compañía Bravo, perteneciente a la primera división de marines del ejército estadounidense que está destinada en la guerra de Irak. Evan se integrará en la vida diaria de los soldados y nosotros seremos testigos por medio de un estilo televisivo que recuerda al de un documental. Generation Kill es deliberadamente fría, cruda y real y el espectador olerá esas sensaciones, se indignará y se aburrirá al igual que transmiten sus protagonistas.
Pese a su apariencia de ser una obra en la que no suceden cosas reseñables (apenas hay tiros o bombas), Generation Kill expande cantidad de reflexiones que exigirán de su destreza para cazarlas al vuelo. Afile las grabadoras, permanezca atento y no se deje llevar por el hastío de los soldados (otra idea muy bien expuesta contraviniendo uno de los tópicos de que las guerras modernas son trepidantes) para comprender esta serie en su verdadera magnitud.
David Simon lanza dardos en todas las direcciones con una puntería llamativa; tiene la precisión de un cirujano. La cadena de mando vuelve a ser una de sus dianas preferidas, al igual que sucede en ‘The Wire’, aunque la impresión que me llevo es que nadie queda a salvo de la estulticia de la guerra. Quizá, y ésta es una opinión personal, haya que ser más condescendiente con el simple soldado, un hombre (o una mujer) un tanto incauto que ha creído en esa guerra que, con el tiempo, le decepciona profundamente.
Los peones de esta guerra son jóvenes marines que han crecido con la MTV (impagables arrancadas musicales…), absolutamente enganchados al sexo y la violencia, y que tampoco muestran ningún atisbo de cautela a la hora de hablar de necesidades más íntimas relacionadas, por ejemplo, con la higiene… Generation Kill muestra sin tapujos las miserias de la guerra, una guerra sin glamour. Ésta no es la guerra que nos llega vía CNN, no tiene nada que ver, y comprobaremos que fallan muchas cosas: la ética, la estrategia, las herramientas… En definitiva, Generation Kill es una guerra sin héroes, una guerra sin épica. Una guerra que no se parece en nada a lo que nos han contado (bueno sí, los civiles siguen muriendo como víctimas colaterales…). Una vez más.
Dentro del grupo de soldados, como una metáfora de la vida, hay de todo. Y Generation Kill exhibe un amplio caleidoscopio que abarca desde el violento que cree en lo que hace hasta el reflexivo que se pregunta “qué hacemos aquí”. Especialmente interesante es el personaje de Chance Kelly, que interpreta al teniente coronel Stephen ‘Padrino’ Ferrando. Un hombre con problemas en las cuerdas vocales (de ahí su apodo) que diseña la estrategia militar como si fuera Pat Riley, el entrenador de baloncesto. Los seguidores de ‘The Wire’ reconocerán (o quizá les cueste hacerlo debido al casco que los actores durante buena parte del metraje) a Ziggy (el actor James Ransone), que en esta ocasión interpreta a Josh Ray Person. Todo un personaje, que se pasa más de media obra drogado, pero que con su evolución y su último plano le sugiere al espectador que se ha vuelto más maduro.
Aquí tienen el tráiler de la serie (en inglés) en el que ya se atisban algunas pinceladas de lo que les hemos hablado en el artículo:
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Lorenzo Mejino/Mikel Madinabeitia