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Lorenzo Mejino

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Aquellos maravillosos años: el mejor relato sobre la nostalgia de la juventud perdida

Aquellos Maravillosos años fue una serie espléndida que explotó de forma eficaz las memorias de toda una generación, rememorando su adolescencia desde algún lugar futuro veinte años después, con una omnipresente narración que nos guía a través del tiempo.

La serie es un relato costumbrista con toques de comedia y drama que reflejaba brillantemente el paso por toda la adolescencia de un niño y su grupo de amigos desde los 12 a los 17 años, recordando de forma realista las vivencias y los ritos de aprendizaje de esa época de la vida.

Su mayor virtud fue mostrarnos una época, la de los finales de los 60, a través de un relato tierno a veces y duro en otras, como es la propia vida mezclando alegrías y sinsabores en un magnifico ejercicio televisivo. Además, debo añadir que es una de esas series que perdura en la memoria de muchos de sus seguidores veinte años después, por lo que consideramos que se merece una entrada elogiosa como un auténtico plato de gourmets.

 

 

 

Ficha: Aquellos Maravillosos años (The Wonder Years), 115 episodios. Ene 1988-May 1993. ABC (USA)- La 2 (E).

Sinopsis: Kevin Arnold es un niño que vive con sus padres y sus dos hermanos mayores en una urbanización de las afueras de una desconocida ciudad americana. Narrada desde el futuro por el propio Kevin 20 años después, la serie nos muestra su paso por la adolescencia, junto a sus amigos y familiares.

El inicio: El matrimonio formado por los guionistas Neal Marlens y Carol Black, creadores de series de éxito como ‘Los problemas crecen’ y ‘Ellen’, decidieron dar un paso adelante en su carrera con una serie basada en los recuerdos de la vida de Neal Marlens en un suburbio urbanizado de Nueva Jersey, y lo propusieron a la cadena ABC, donde trabajaban.

A la cadena  les encantó la propuesta y creyeron tanto en la misma que decidieron emitir el piloto nada más y nada menos que a continuación de la Superbowl del año 1988, el lugar estelar para cualquier programa televisivo americano.

El piloto tuvo un éxito enorme de crítica y público y, a pesar de tener una primera temporada únicamente de seis capítulos, ganó el Emmy a la mejor comedia de ese año, pasando a emitirse en horario estelar y con temporada completa a partir del otoño del año 1988.

Uno de los rasgos distintivos de la serie era su sintonía, la maravillosa versión de Joe Cocker de la canción de los Beatles ‘With a little help from my friends’, que le daba ese tono melancólico que predominaba en la serie. En el primer vídeo tienen el magnífico inicio de la serie con los títulos de crédito, que seguro que les va a traer grandes recuerdos:

La trama: La serie narra el tránsito por la adolescencia de un niño desde los años 1968 a 1973, viendo cómo los acontecimientos históricos de la época influyen en su proceso de madurez. La familia Arnold, formada por dos padres y tres hijos, una hija mayor y dos chavales, es el vehículo que nos va a guiar por esa época a través de la narración del hijo pequeño Kevin, veinte años más tarde.

Su punto de arranque es el acontecimiento trágico de la muerte en Vietnam del hermano de la mejor amiga de Kevin, Winnie Cooper, la vecinita de al lado, y cómo afecta a las vidas de la gente que lo conocía.

Cada temporada correspondía más o menos a un año natural contado veinte años más tarde, con ligeros arcos narrativos que se van arrastrando a lo largo de la serie, aunque la mayoría de los capítulos trataban de algún tema concreto recordado por Kevin y de cómo se abordaba por su familia o sus amigos.

La serie tenía dos escenarios principales. Primeramente el ámbito familiar, donde Kevin como el pequeño de la familia era el objetivo de todas las bromas de su hermano mayor Wayne, más tonto pero mucho más fuerte. La hermana mayor Karen era un espíritu libre e inconformista que chocaba con el conservadurismo de su padre, con discusiones frecuentes entre ellos. Su padre era un currante que hacía más horas que un reloj y su madre era la arquetípica ama de casa, devota esposa y cuidadora  de sus hijos.

El segundo ámbito era el escolar, donde Kevin, junto a su mejor amigo Paul y su vecina Winnie, se enfrentaba  a sus retos académicos y de integración en ese microcosmos social que es el instituto, donde empezamos a buscar nuestro lugar en la sociedad.

Por encima de todo esto, teníamos la especial relación entre Kevin y Winnie, sin duda el aspecto más logrado de toda la serie. Somos testigos de su primer beso a los 12 años, casto e inocente, y cómo mantienen una relación sobre todo de amistad, que a veces parece  que va a llegar a más, pero siempre se ve interrumpida por diversas razones, saliendo ambos con otras personas para acabar volviendo juntos. El tono de la serie y de la inocente relación que mantenían con una banda sonora de aúpa, los tienen en este maravilloso vídeo, claro exponente de todo lo que es la serie:

La serie revolucionó en su momento el concepto de comedia de situación, utilizando una única cámara en lugar del tradicional estudio multicámara, y trascendió el propio concepto de comedia al no ser una serie que buscaba la risa sino la reflexión a través del recuerdo. Este hecho, unido a la novedad del recurso del narrador en el futuro, explotado hasta la saciedad posteriormente con el mejor ejemplo en ‘¿Cómo conocí a vuestra madre?’, y al tono agridulce general alternando momentos felices con desgracias rompió muchas ideas preconcebidas y mostró un camino a seguir.

Su tono fue uno de sus mejores logros, completando a su coetánea en el tiempo y en la cadena ‘Treintaytantos’, narrando la juventud de esos treintañeros en un círculo narrativo por parte de la cadena ABC de gran prestigio para la misma.

Aquellos Maravillosos Años no nos hacia reír a mandíbula batiente, pero tampoco nos deprimía. Su visión realista de las cosas nos hacía pasar de la sonrisa a dejar escapar alguna lagrima sin solución de continuidad, y jugando siempre con la complicidad de los recuerdos del espectador, evocando una época que para casi todos fue feliz y que al ver las historias de Kevin las comparábamos con las nuestras y nos transmitía esa sensación positiva.

Otro gran acierto era que los niños estaban protagonizados por niños y no por veinteañeros, como era la norma, y los adultos se comportaban como adultos, lo que añadía veracidad y realismo a las historias. Las tramas eran sencillas y nos podían haber pasado a nosotros, desde el agobio ante un examen, el acoso de los abusones, la pérdida del primer amor…, todo narrado desde una perspectiva inocente y sin malicia, sin cargar las tintas ni edulcorándola ni dramatizándolo en demasía.

Personalmente, guardo un excelente recuerdo de la serie, en parte por coincidencia de edad con el periodo que rememoraba, pero sobre todo por la originalidad y calidad que destilaba. Conseguía entretenerte y hacerte reflexionar a la vez. La historia del amor imposible entre Kevin y Winnie es una de las más bonitas de la historia de la televisión, y la candidez y la inocencia con que nos es contada hace que perdure en mi recuerdo veinte años después

Los actores: Fred Savage era un niño de 13 años que había protagonizado al niño de aquella maravilla de película que era ‘La Princesa Prometida’, lo que le valió ser elegido para dar vida a Kevin Arnold.

Su mayor virtud es que era un niño que actuaba como un niño con sus virtudes y defectos, totalmente creíble y al que le cogíamos cariño y simpatía de forma instantánea. Su actuación transciende al personaje, ya que podemos ver cómo el propio actor sufre las transformaciones de su personaje en su propia carne y en eso Savage está magistral.

 

Como todo niño prodigio, Savage tuvo grandes problemas para conseguir papeles de adulto, por lo que después de graduarse en Stanford se ha convertido en un reputado director de comedias de televisión, donde trabaja de forma continua durante los últimos años en todo tipo de series.

El papel de la vecinita de al lado, Winnie Cooper, fue para Danica McKellar, a la que pueden ver en la foto con su hermana Crystal, que en la serie encarnaba a Becky Slater, la primera novieta de Kevin Arnold. McKellar debutó con esta serie y consiguió una gran popularidad como la atractiva y vulnerable Winnie Cooper, así como una fabulosa química en la pantalla con Fred Savage.

 

McKellar ha seguido trabajando en cine y televisión, pero esporádicamente, ya que se doctoró suma cum laude en Matemáticas en UCLA y ha escrito diversos libros sobre las  matemáticas y su aprendizaje con bastante éxito en su país, siendo un auténtico genio en la materia, una interesante progresión personal.

La pareja de padres eran dos veteranos actores, Dan Lauria y Alley Mills. Ambos cumplían perfectamente como el agobiado padre que sacrificaba horas de vida familiar para poder proporcionar el bienestar que él no tuvo a su familia, mientras que la madre era la perfecta ama de casa, aunque su papel va evolucionando buscando su lugar en la sociedad, huyendo de ser únicamente un ama de casa, a medida que los niños crecen.

 

Ambos han seguido trabajando como estrellas invitadas en multitud de series. En especial Lauria, uno de los secundarios más prolíficos en TV, aunque ningún papel le ha reportado el mismo reconocimiento que el de Jack Arnold. Mills, en cambio, ha encontrado su nicho como actriz en los culebrones matinales, donde es toda una estrella.

El papel de Wayne, el hijo mediano, fue para Jason Hervey, que tenía el papel más antipático de la serie, ya que básicamente se dedicaba a torturar y hacer la vida imposible al pequeño Kevin, aunque siempre dentro de un orden. Básicamente, era el típico abusón de pocas luces, aunque de vez en cuando demostraba su amor por su hermano, cuando la ocasión lo requería. Su papel era el más humorístico de la serie, al ser el más despreocupado y el que metía la pata con más frecuencia.

 

 

Hervey también ha dirigido su carrera hacia otros ámbitos, en especial a hacer de productor de ese espectáculo inexplicablemente famoso en EUA como es el wrestling, haciendo diversos realities con estrellas como Hulk Hogan y dirigir espectáculos de ese tipo.

El papel más desdibujado y el de menor calado era el de la hermana mayor Karen, protagonizada por Olivia d’Abo, que por diferencia de edad es la que menos influencia tenía sobre Kevin. Su papel era hacer de hija contestataria y desapareció de forma regular de la serie para irse a vivir con su novio, que como curiosidad lo interpretaba el entonces imberbe David Schwimmer, el Ross de ‘Friends’.

 

 

Antes de este papel la británica Olivia d’Abo había aparecido en aquel bodrio infumable de John Derek,  ‘Bolero’, junto a Ana Obregón y Bo Derek, pero con esta serie sentó algo la cabeza y ha seguido trabajando con regularidad pero sin nada reseñable hasta la actualidad.

Por último, tenemos a Josh Saviano, que encarna a Paul, el mejor amigo de la infancia de Kevin. Brillante estudiante,  judío, pero poco aceptado en la realidad social del instituto, donde le consideran un poco friki, su relación se va enfriando con el paso de los años debido a las nuevas amistades de Kevin, que le van relegando en la serie.

 

 

Saviano no hizo nada más en televisión, estudiando en Yale y trabajando como abogado.

En el siguiente vídeo pueden ver un montaje musical de todos los protagonistas de la serie y sus cambios en estos veinte años:

El final: Al seguir cada temporada un año en la vida de los chicos, Marlens y Black tenían muy claro que la serie no podía alargarse muchos años y que el final debía coincidir con la partida de Kevin y Winnie a la universidad. Aunque las audiencias fueron muy buenas durante los cuatro primeros años los dos últimos empezaron a decaer, por lo que conjuntamente con la cadena ABC decidieron acabar la serie en la sexta temporada.

Con tiempo por delante, los productores pudieron escribir uno de los finales más redondos de una serie haciendo honor a la misma, huyendo del final feliz y con ese tono agridulce de claroscuros que había cultivado desde el inicio.

El capítulo final cierra el círculo de la historia entre Winnie y Kevin, que se inició con el primer beso en el primer episodio y acaba con su primera relación sexual. Pero en un toque magistral incluye un epílogo donde en apenas tres minutos nos explican dónde están los personajes en la actualidad, con grandes sorpresas. El final es un claro exponente de que las cosas no siempre salen como se desean y los episodios felices y trágicos se alternan, como en la vida. En el vídeo pueden ver la escena final de la serie y rememorar esa última narración realmente emotiva que cierra la serie de forma perfecta, en uno de los mejores finales que recuerdo. Somos conscientes de que es un spoiler, pero la serie tiene tantos años que preferimos que lo recuerden aquellos que la siguieron en su momento, y el resto quedan avisados:

Hoy estamos seguros de que a muchos de ustedes les habrá encantado recordar una de esas series que marcaron una época y que dejó prendados a muchos espectadores por la calidad y originalidad de su propuesta y de sus guiones. Una magnífica obra, que abrió y expandió los límites de la comedia hacia nuevos campos, además de presentarnos a dos personajes como Kevin y Winnie, realmente inolvidables.

Curiosamente, es de las pocas series de éxito que no se ha editado en DVD debido a problemas de derechos sobre las canciones de la banda sonora, aunque parece que por fin lo va a hacer este año.

Si leyendo este artículo se lo pasan la mitad de bien que nosotros redactándolo nos damos por satisfechos, rememorando nuestras vivencias en Aquellos Maravillosos Años (The Wonder Years).

Esperamos sus opiniones y comentarios, aquí o en nuestras cuentas de Twitter (@jefoce ) y (@lmejino). Hasta la próxima.

Mikel Madinabeitia/ Lorenzo Mejino

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Sobre el autor

Series para gourmets nace con la pretensión de ayudar a personalizar su menú televisivo con el panorama mundial de series. Cada lunes hablaremos de series remotas ni estadounidenses ni británicas, no estrenadas en nuestro país. Cada miércoles de series actuales estrenadas aquí y los viernes recordamos series del pasado de la televisión

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