La crisis bancaria europea que se produjo a principios de esta década que tuvo una especial incidencia en nuestro país, nos introdujo a nivel general el concepto para los profanos del ‘banco malo’ ( en España, SAREB) que servía como una especie de vertedero financiero de todos los productos y activos tóxicos que tenían los bancos para de esa forma poder sanear sus cuentas y restablecer la confianza de sus clientes y de las autoridades bancarias en una maniobra de exquisita ingeniera financiera.
El alcance de la crisis fue de tal calibre que no debe sorprendernos que se haya convertido en la inspiración para una de las series más interesantes del primer trimestre de 2018, la alemana ‘Bad Banks’ una historia centrada en la manipulación de cuentas y la corrupción generalizada de un importante banco ficticio alemán de inversión, en un entorno donde rechazarían a una piraña como animal de compañía por blanda y poco agresiva.
Estrenada por lo todo lo alto en la Berlinale 2018 y recién finalizada su 1T, es una excelente oportunidad para presentarles otra serie alemana que continua la excelente racha que llevan estos últimos años, que será estrenada próximamente en SundanceTV, para comprobar el enorme interés que puede suscitar el tema de los bancos malos en nuestro país.
Ficha: Bad Banks 6 ep + 50 min . Mar 2018-. Idioma: Alemán subtítulos francés Cadena: ZDF (D)/ Arte ( D/F)
La trama : Jana Liekman es una joven y prometedora analista financiera, que trabaja en un banca luxemburguesa, el Credit International, especializada en reestructurar grandes créditos sindicados para grandes inversiones. Un día de forma inesperada, es despedida de forma fulminante y sin previo aviso por su jefa Christelle, que le ofrece como compensación una recomendación para ir a trabajar a Frankfurt en otro banco de inversiones, el Global Invest, bajo las ordenes de Gabriel Fenger, un idolatrado guru de las finanzas mundiales.
Jana acepta su nuevo destino, desconocedora que está convirtiéndose en una pieza clave en una guerra abierta que se va a abrir en las altas esferas del centro financiero de Europa que es Frankfurt.
‘Bad Banks’ empieza con una primera escena impactante con numerosas personas agolpadas frente a un cajero automático, intentando de forma desesperada retirar su dinero, en medio de un caos absoluto con disturbios y violencia callejera en pleno centro de Frankfurt, por donde vemos aparecer camuflada en plan ‘Mr Robot’ a nuestra protagonista Jana Liekman.
La serie desarrolla los hechos que han llevado a esa situación, empezando desde el momento del despido de Jana y su fichaje inmediato por el gran guru de las finanzas, un neerlandés que solo piensa en sacar el máximo beneficio a todo lo que toca sin importarle las consecuencias ni los daños colaterales.
‘Bad Banks’ no se corta un pelo en mostrarnos una visión absolutamente negativa de todos los personajes que aparecen en la pantalla, empezando por la propia Jana, dispuesta a cualquier cosa por ascender en su vida profesional, siguiendo por sus compañeros de trabajo que se presentan como una auténtica banda de psicópatas, que necesitan desfogarse mediante sexo salvaje, drogas a granel o violencia descontrolada.
El panorama no mejora en los cuadros directivos que vemos como una manada de buitres dispuestos a despedazarse entre ellos, para conseguir su codiciado bonus anual y tapar con cualquier artimaña de ingeniera financiera cualquier atisbo de problemas que pudieran causar una baja en sus acciones, con su antigua jefa Christelle y el nuevo Gabriel, como encarnaciones del eje del mal financiero.
Jana y su evolución personal es nuestra guía por toda la maraña financiera a la que se va enfrentando, espoleada por la necesidad de encontrar financiación para un enorme proyecto urbanístico de la ciudad de Leipzig, que va a tener mucho que ver en lo que vimos en la escena introductoria de la serie, como podemos ver en el trailer de la serie.
‘Bad Banks’ tiene el gran activo de tener una gran actriz protagonista en la joven promesa alemana Paula Beer, que ganó el premio a la actriz revelación en el festival de Venecia por ‘Frantz’ de François Ozon, que consigue darle calidez y una cierta humanidad a un personaje con bastantes menos escrúpulos de los que ella misma se piensa que tiene, debido a su ciega ambición que la lleva a cometer errores imperdonables desde el punto de vista de la ética y el compromiso personal.
Los momentos álgidos de la serie son sus conversaciones con su jefe Gabriel Fenger, un psicópata financiero de libro, fabulosamente interpretado por el neerlandés Barry Atsma, que hace perfectamente creíble a uno de esos personajes que solamente vemos en las paginas financieras de los diarios especializados y casi siempre en plan hagiográfico hasta que se rompe el castillo de naipes que montan.
La serie se descontrola un poco en los personajes secundarios, en especial en los compañeros del mismo nivel de Jana, con los que se les va la mano en su degradación moral y de comportamiento, lo que provoca una cierta incredulidad ante las cosas que hacen, con una intención más de buscar el rechazo frontal del espectador que de aportar algo positivo a la historia.
De todas formas, la historia y los personajes centrales son realmente adictivos y perfectamente creíbles si conocemos algo de los escándalos de los bancos de inversiones, tipo Barings o Lehman Brothers, donde una sola persona se puede cargar una institución de cientos de años de la noche a la mañana, aunque seguro que en este caso los expertos financieros pueden encontrar las mismas pegas que los historiadores a las series históricas.
Su pase por la televisión pública alemana este mismo mes de Marzo ha tenido un éxito tan grande que se anunció su renovación casi de forma inmediata, porque la verdad es que la trama tiene bastante más recorrido a partir del punto en que finalizan la historia, que se puede considerar como un punto y aparte en la historia de Jana Liekman, que empieza con el siguiente teaser
‘Bad Banks’ introduce las series de ficción en un terreno tan poco trillado como la corrupción bancaria de una forma agresiva y nada complaciente con las prácticas actuales, lo que siempre es de agradecer cuando cualquier colectivo se queja en el momento que consideran que se proyecta una imagen negativa de su gremio. En mi caso se ha convertido en un verdadero placer en sus escasos seis episodios, que me han dejado ganas de mucho más.
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Lorenzo Mejino