El Izkiña es ese restaurante familiar que en su día se especializó en marisco y que tiene un plato de cordero o cabrito que recomiendan porque es una especialidad que pocos cocnocen. Pero tienen otras joyas escondidas:
Dicen que es un secreto y que no se lo sacan más que a la gente “especial” (que no sé a qué se refieren). Pero por si acaso lo dejo aquí escrito, para que se sepa que es un gran plato.
Son anchoas limpias una a una por el “aita” como dice Aitor. Y lo cierto es que parece que les ha pasado la gillette por lo limpias que están. Sobre el plato, un poco de sal, otro poco (mucho) de buen aceite y a la mesa. Ni vinagre, ni hierbas, ni calentar ni nada de nada. Crudas, limpias y con un buen aceite. El pan sólo para el final. Es un plato sublime porque la materia prima lo es.
Hablar de cocina de las emociones es hablar de esto y no hace falta que venga nadie a explicártelo.
¿Y qué se bebe con esto? Unas burbujas naturales y ya está.
Por cierto que Aitor se ha hecho un txoko que merece la pena visitar, pero debería hacer la vivita antes de comer y con una buena manzanilla, es una idea por si cae.
Blog escrito escuchando: Debussy: El mar.