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Iñigo Galatas

Sopa de ganso

La última jugada de los Gorrotxategi

 Nos la han vuelto a jugar. Lo han vuelto a hacer. Los hermanos Gorrotxategi y su padre (Jose Mari, que cada día habla con más entusiasmo) han vuelto a dejarnos sin régimen durante unos días. O, quizás sea al revés. A lo mejor lo que quieren es que nunca dejemos de hacer un régimen después de la navidad.

Cuando todos creíamos que se les iban a acabar las ideas en lo que a turrones se refiere, se lanzan a uno de los bombones/postres/dulces de Navidad más ricos que uno recuerda.


Confieso que tengo una especial predilección por la cereza y cuando me lo pusieron en la boca (antes de decirme siquiera lo que llevaba) me sobrecogió: chocolate y cereza es una de las uniones que debieran estar protegidas por las leyes de la naturaleza.

Yemas de Tolosa se llama la última creación del joven patriarca Jose Mari Gorrotxategi y como él mismo dice: “tenía la ilusión de crear un postre de Yemas de Tolosa en honor a mi pueblo y a los Idiáquez que vivieron en la Plaza Zaharra junto a la Confitería Gorrotxategi. Una yemas sobre rebanadas de mazapán con el añadido de chocolate y bouquet de cereza natural.”

No se puede explicar mejor, sólo tengo que añadir que el chocolate es crujiente y que no es empalagoso ni dulzón como uno se podría imaginar, deja el toque justo de dulzura para que quieras otro más (y otro). Y para tranquilizar las almas declaran un “alto contenido en fibra” y “bajo índice glucémico”. Sabiendo eso voy a comer otro más.

Encima hay una lección de historia detrás de esta receta que data de 1611, concretamente es un homenaje al cocinero Real, Martínez Montiño. Y por si alguien se pregunta el por qué de las cerezas Jose Mari lo aclara: “en todos los caseríos de Tolosa a Andoain había cerezos como si fuera el valle del Jerte. Lo recuerdo de crío, comíamos cerezas a puñados.” Así que un postre guipuzcoano como pocos.

¿Saben que les digo? Que da igual que al Alcalde de San Sebastián se le haya ocurrido disfrazarse de Scrooge para esta Navidad, mientras sigan existiendo los Gorrotxategi nadie nos podrá quitar la ilusión porque, gracias a sus inventos, siempre habrá alguien que nos alegre el día, María.





Blog escrito escuchando: Bob Dylan – Christmas In the Heart

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