Entiendo que un fuego es lo peor que le puede pasar a un negocio de hostelería que funciona. No sólo están las reservas del día a día, en el caso de Mugaritz están, además, las bodas, y esas sí que son pérdidas importantes.
Es una mierda dejar a proveedores en la estacada, esos que confían en tus pedidos diarios y semanales para que su negocio siga funcionando. No es lo mismo que vayan a los mercados a comprar productos para la investigación que ir a comprarlos para las reservas de la semana.
Es una faena para los trabajadores, tanto los que están en nómina como los que no lo están. Unos porque han ido a trabajar y me consta que les gusta lo que hacen y Andoni les mantiene activos y eso les motiva aún más. Y otros porque han ido a aprender y sólo se aprende trabajando frente a los fogones. Y en sala exactamente lo mismo, porque a quien le gusta la sala (y para eso Joserra es único) lo vive a diario cuando está en contacto con los clientes, si no hay clientes no puedes desarrollar tu trabajo como te gustaría.
Y están las pérdidas económicas, pero estoy seguro que Bixente y Andoni no estarán sufriendo por eso, conociéndoles estoy seguro que estarán sufriendo mucho más porque saben que unos cientos de personas que tenían la ilusión puesta en su visita a Mugaritz no van a poder disfrutar de una experiencia única, una experiencia para la que unos y otros se han preparado durante años. Porque seamos objetivos, llegar a crear la cocina de Mugaritz no es algo que se llega después de una noche de insomnio, son años de esfuerzos, de trabajo y de reflexión, de preguntarse muchas veces el por qué de las cosas y de estar buscando las respuestas en cada paso que das. Y querer ir a Mugaritz también es una forma de reflexión. Querer ir es dejar de lado muchas otras opciones, querer ir es una toma de postura, es querer hablar de la comida, es discutir, es apreciar, es intentar explicar cosas que ni tu mismo entiendes, es, a veces, incluso reírte de ti mismo. Ir a Mugaritz a comer es VIVIR y eso es lo que Bixente Arrieta y Andoni Luis Aduriz saben que ocurre entre sus comensales y que durante unos meses dejará de ocurrir.
Soy un claro defensor de lo que hacen porque son absolutamente necesarios y ojalá lo sigan haciendo cuanto antes, por eso quiero darles todo el ánimo que necesiten y desearles que resurjan pronto para hacer las cosas, por lo menos, como lo han estado haciendo hasta ahora.
Blog escrito escuchando: Harry Nilsson – Always Look On The Bright Side of Life