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Iñigo Galatas

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Premios para los que caminan, no para los que llegan

Se han concedido premios Más Gastronomía, se verán la semana que viene pero nos permiten adelantarnos por ser un blog de fieles:

Me gustan estos premios porque son merecidos y porque se dan, en general, a gente que está en el día a día, que están luchando por sacar adelante sus negocios y porque están ahí sin desfallecer.

Me pongo en el caso del más joven: Laia de Hondarribia, Jon Ayala y su familia abren un fantástico restaurante y toca la peor época que se podían esperar, sin embargo siguen con un paso seguro, sin bajar el listón. Esta es su pequeña recompensa.

Otro joven valor en alza se llama Iñigo Peña, a su edad ya sabe lo que es nadar con el agua al cuello y ha decidido seguir en su camino, siempre hacia adelante. Se le da un premio por el plato del huevo que tiene desde el día uno, ese por el que los bizkainos se quejan porque “se empeña en echarle demasiado queso de Idiazabal”, como si eso fuera malo.

Y el mejor tratamiento en sala a Eusebio Arbelaitz (Zuberoa) es lógico y normal. Hace treinta años me trató como un caballero cuando rechacé un Rioja Alavesa porque me parecía demasiado ácido. Si he vuelto muchas veces ha sido porque recordaba ese momento.

El plato del año es para un joven luchador que se llama Pedro Subijana. Destaqué esa maravilla que era el chipirón tigre, por producto, por todas las texturas del plato, por los sabores, por su presentación, por ¡Dios! El premio se revaloriza por el plato.

Este mismo fin de semana mandé a unos amigos al Landa de Mendaro, el mensaje me llegó en el mismo momento que salieron del local: “producto excelso, gran comida, muchísimas gracias por la recomendación.” Premio al producto porque los dos hermanos viven obsesionados, les gusta cazar, recolectar, pescar, pero lo más importante de todo es que les gusta comer y, al final, eso se nota, sólo admiten lo mejor.

Chateau Brindós es la propuesta cercana y el empeño de un hombre (Serge Blanc – que también disfruta de la buena vida) por sacar adelante un lugar único, mágico. Se podía haber quedado en casa, podía haber sacado todo el provecho a su Talaso de Hendaia, pero quiere triunfar en un lugar único.

El que me gusta, el de los vinos a Lukas no sólo porque lo trata bien y sabe qué comprar sino porque quiere poner sus vinos al alcance de la gente. Que disfruten de lo que les rodea, que entres y pruebes, que te reúnas con unos amigos y cojas la botella a precio de tienda y un poco más y te lo puedas tomar. Así es como se hace afición y así es como se hacen amigos.

Y no me quiero alargar así que estos son otros merecidos: a Luis Mari Uranga del Xixario por el tratamiento de los puros, el asador es para el San Martín de Orio y el de banquetes para el Marina Berri de Zumaia (un auténtico parque de atracciones de la gastronomía).

La trayectoria es para un hombre que ha hecho de la gastronomía su vida: Jose Mari Pikabea, el gran pastelero que decidió seguir luchando como el que más, yo le he visto asar chuletas o emplatar cuando ha hecho falta, siempre al pie del cañón (ahora que lo pienso el premio debería ser para Carmen Etxabe – también de famlia de pasteleros – su mujer) y con ganas de más porque siempre ha sido un socio activo la empresa de catering Bokado.

El premio al restaurante del año no podía ser para otro: Mugaritz. Este premio viene a ser un ánimo, ánimo de todos los que estamos en el mundo de la gastronomía, una manera de decirles a todos que les necesitamos y que el 15 de junio diremos aquello de: “como decíamos ayer…”. Es un premio confiando en que seguirán el camino hacia arriba desde donde lo dejaron.

El Gran Premio es el único que se entrega al llegar porque Manolo Iza ha llegado al momento en que quiere descansar y que le dejen pasear por su Jaizkibel. Estuvo en los momentos fundacionales de la nueva cocina vasca, más tarde llegó al punto al que quieren llegar todos, tu restaurante, las mesas que puedes controlar, la cocina sólida de toda la vida en carta (qué manitas) y si ves un gran bogavante o una gran lubina la compras porque tienes clientes fieles que te lo van a pedir, eso sí, los vinos justos, los que quieren esos mismos clientes. Lo dicho, la envidia de todo cocinero empresario.

Gracias a todos por hacer su labor.

Blog escrito escuchando: Schubert – Die Verschworenen

gastronomia, restaurantes, vinos, recetas

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