Más que colina, del monte, del monte Ulía. Porque hay que estar loco para coger una planta que crece en Escocia, llamada hoja de la ostra (Oyster leaf – Mertensia marítima), reconocer sus posibilidades y pedirle a un agricultor que la desarrolle.
Un año después le llega el casero en cuestión y le dice: “aquí está tu planta” y a partir de ese punto hacer un gran plato, un plato único que tiene todo el sabor del mar con dos productos básicos. A simple vista parecen unos berberechos puestos sobre una hoja, como si fuera parte de la decoración, y decides comerte los berberechos con la hoja y entonces lo entiendes todo, llega toda la mar, con toda su intensidad y miras hacia abajo y ves esa mar que parece que domines y tienes todo el sabor en el paladar. Esa hoja lo despierta todo, sabe realmente a ostra y los berberechos le acompañan como si estuvieran allí toda la vida haciéndose amigos.
Este es un plato por el que merece la pena el viaje, es un plato único porque hay pocos (por no decir ningún otro) cocineros que trabajan este producto por aquí y desde luego que lo trabajen con tanta simpleza y naturalidad es imposible. Aquí está la gran cocina sencilla. El concepto no puede ser màs sencillo, y es que los mejores platos salen de los conceptos màs sencillos (maestro Roberto). No hay productos químicos para recrear sabores porque los sabores estàn en la naturaleza, ni siquiera hay productos quìmicos para resaltar aromas porque YA ESTAN AHÍ.
Hay otros platos nuevos, con locuras más o menos acertadas, pero este es para quitarse el sombrero varias veces. Es un cocinero local, es una planta de fuera que crece aquí para mejorar un producto de allá. Que vengan y que le pongan un nombre a esta cocina, se llama Rubén y está en el Mirador de Ulía.
Y, por cierto, como Rubén està tan obsesionado con el maridaje y pasa horas buscando y preocupado con el vino que mejore cada plato, aquì es sencillo: chanpagne, para que una cosa y otra no se interrumpan.
Blog escrito escuchando: The Beatles – Magical Mystery Tour/Fool on the Hill