La cosa empezó de una manera sencilla: una pareja quiso hacer una cena en torno a unos vinos en concreto, llamaron a una serie de restaurantes de cierto nivel y les preguntaron si podían llevar el vino y cuánto les cobraban por el descorche. Los precios descabellados (en torno a los 30 euros) y los que no lo permitían les dio la idea de empezar con este club llamado BYO Wine Club, algo así como el Club Tráe tu Vino.
Básicamente se paga en torno a los 90 euros al año por ser socio, y no pagas nada (o en torno a los 6 euros) por el descorche en los restaurantes asociados. Te dan una lista actualizada y las condiciones de cada restaurante, eso sí, te regalan una bolsa disreta para que lleves el vino al restaurante.
Hay condiciones básicas que recomiendan cumplir como por ejemplo no llevar un vino que esté en la carta del restaurante, no llevar vinos “baratos” o vinos que se encuentran fácilmente en tiendas de alimentación. Respetar los días del club en cada restaurante. Recomiendan pedir algo de la carta además del vino que llevas aunque, por supuesto, no es obligatorio. Nada de cervezas ni sidras ni licores, no lleves la botella abierta, avisar con tiempo y no esperar que te lo sirvan en condiciones que estén fuera de su alcance. Eso sí, siempre ofrecer una copa al somellier.
Es una idea habitual en Australia (donde nació) y los Estados Unidos. En Londres en un mes se han adherido 50 restaurantes, algunos de ellos con estrellas Michelín y parece que la idea funciona, fundamentalmente porque se llenan los restaurantes fuera de los fines de semana.
Sería otra idea más para los tiempos de crisis pero ¿tendría éxito por aquí?
Blog escrito escuchando: Mari Boine