La pasión es una fuerza incontenible que se te mete en las venas y cuando esa pasión se mezcla con el vino, o se mueve por el vino, entonces se hace imparable y se convierte en una fuerza única. Una fuerza que te convierte en una persona única y diferente que se traduce en los vinos que haces. Por eso los vinos de los grandes hombre son tan diferentes, hay tanta singularidad en esas botellas que eres capaz de distinguirlos como las voces de los grandes cantantes. De OT salen cantantes iguales, voces que no se distinguen, hechos en serie, voces que pueden ser más o menos mejores, pueden obtener puntuaciones muy altas en un concurso de voces, pero no se diferencian entre sí. Otros puede que no obtengan esas puntuaciones, ¿pero importa realmente? Se diferencian por la pasión que hay en ellos y eso es lo que realmente nos interesa.
Viene a cuento porque ha llegado el vino blanco de Contino, o lo que es lo mismo, el blanco de Jesús Madrazo. Yo no quiero hablar de la pasión de este hombre por sus vinos y por el vino en general, porque de eso habla cada botella y de sus conocimientos habla su trayectoria y esa es larga.
Cuando me trajo la primera botella de “un blanco que estoy haciendo” me lo dijo claramente: “Es experimental, aún no estoy del todo contento, aún no está redondo.” Este año saca al mercado el 2009 porque ya lo ha completado, aún no está del todo satisfecho pero ya lo ha etiquetado, me imagino que será para marcar el territorio, para decir “aquí está el blanco de Contino, ya está en el mercado.”
Un blanco que nace después de cuatro años, que se limita a 5000 botellas, que se hace con malvasía, garnacha blanca y viura y con una crinaza en barricas enormes para que la madera no se coma toda la fruta. Hay quien habla de especias y rollos. Nada de eso. Este vino está estructurado, completo y complejo. Graso con madruez en el que la madera es elegante y con un final cítrico que te deja pegado. Y todo eso por unos 20 euros.
Lo peor es que he tenido la orportunidad de probar el 2006 y sé que este vino está para quedarse quieto en casa, que las botellas que compres ahora, aunque las abras, no tendrán
nada que ver con las que vayas a aabrir en unos años porque entonces el vino habrá evolucionado, cada año son pequeños pasos hacia la perfección. Así que al menos una caja y para que alguna botella se quede olvidada en la bodega.
¿Hay otros? Puede que sí, pero este está hecho por Jesús Madrazo, y sabemos que cada año lo hará con una personalidad única, la que transmita su pasión.