Algo bueno debería traernos el calentamiento global. Ya que dicen que nos vamos a derretir todos que por lo menos sea con una buena copa de vino en la mano. Si en el Reino Unido de los británicos se está haciendo un espumoso que gana en todos los concursos internacionales de champagnes, ¿por qué no vamos a tomar un vino de Cantabria? (Y que encima esté bueno).

Así que en este afán por buscar vinos raros y que no conoce nadie traigo a todos ustedes un vino de la Tierra de Liébana que se lllama así, Picos de Cabariezo 08. Cosa rara, unos jóvenes locos se dedican a buscar cepas viejas, centenarias de mencía cántabra y desarrollan su cultivo y su experimento para hacer el vino. Se supone que esta fue tierra de viñedos, al fin y al cabo siempre ha surgido la pregunta de por qué tiene tanta tradición el orujo cántabro, y no puede ser solamente por los hollejos de la uva gallega.

Con ese principio y los del respeto por la tierra y unas condiciones muy especiales, estos amigos de Liébana han decidido hacer unos vinos desde el 2007 que les han salido serios, muy serios. La mencía da vinos potentes y de mucha fruta pero, curiosamente, a medida que la cepa se va haciendo mayor esos vinos se aligeran, hay muchos más matices en el vino aunque siga conservando su característica principal de la fruta. Es curioso porque parece que la edad atempera el carácter. Esta mencía es así. Recién abierto el vino saltan notas tostadas de madera que parece que le puede al vino a pesar de que tiene pocos meses, pero esa sólo es una primera impresión porque al cabo de muy poco tiempo gana la fruta y se hace un vino fresco, entretenido, muy rico y largo. Un vino que merece la pena por 12 euros.

Blog escrito escuchando: Van Morrison – Hymns To The Silence