Poco a poco le voy entendiendo sobre todo cuando se habla de que empezará a copar el mercado el vino sin alcohol. Porque el gran dilema de un vino sin alcohol no es que sepa más o menos a vino, sino que ¿para qué c… quiero un vino sin?
Porque desde que la decubridora del vino se puso a beber aquel residuo que quedaba al fondo de la ánfora que guardaba uvas y que descubrió que aquello no solo no le mataba sino que le animaba el espíritu, hasta el día de hoy en que una copa de champagne no solo sirve de gran aperitivo sino que ayuda a socializar en esos primeros momentos de una recepción distante y fría, al vino se le reconoce algo más que una simple bebida que acompaña una comida.
De acuerdo que dicen que tiene ventajas, las más obvias son, evidentemente las de la carretera, luego vienen las de la salud, las del peso, incluso las de la piel, porque dicen que mejora la piel, no hay que olvidar que el vino en esas condiciones mantiene todas las ventajas del reseveratrol, sólo se elimina al diablo que hay en él.
Una empresa, el grupo Elivo (élivo) afincada en A Coruña se ha decidido a hacer y comercializar un vino sin una sola gota de alcohol en su variedad de tinto (tempranillo y garnacha), blanco (no dicen la variedad) y otra gama con el 4% de alcohol. El vino se desalcoholiza solamente mediante un proceso físico: “El vino pasa a una sección de separación y rectificación donde la presión se incrementa y se produce la separación entre el vino y el alcohol. Mediante un sistema de recuperación se consigue reincorporar los aromas del vino, obteniendo un producto con todas las características del vino de partida excepto el contenido en alcohol.” Nada de química en todo el proceso aunque parezca más cercano a las meigas.
Dicen quienes lo han probado que en una cata ciega no se distingue de un vino serio, un reserva de alta gama. En este caso Santo Tomás porque ya probamos el del 6% y nada que hacer, está más cerca de un zumo que del vino.
Pero ¿para qué tocarán las cosas? ¿Qué será lo siguiente? “Póngame un gin tonic sin alcohol por favor” ¿Y un buen oporto sin alcohol?
Blog escrito escuchando: Brian Blade – Perpetual