Yo prefiero el otoño, con el otoño no es que me ponga cursi, es que me saltan las lágrimas. ¿Qué otra estación se puede comparar a esta en la que empiezan los pimientos de piquillo, las verduras más variadas y recias, la alubia de Tolosa que se puede tomar fresca, los hongos, la caza, la maravillosa caza y la vendimia, que aunque en algunos lugares no es que esté empezando, es que ha terminado, qué más da, el otoño es la vendimia. El otoño es el olor a campo mojado, la calle a castañas, las casas a guisotes lentos, las hojas caidas y el color único.
Así que a mi lo que me enternece es el otoño y lo espero con auténtica ilusión porque los restaurantes se hacen más acogedores, menos ruidosos, más serios, y los platos se hacen más sólidos.
Lo malo es que me temo que este va a ser un otoño que no quisieran algunos, sirva esto como un ánimo y que sea lo que dios quiera.
Blog escrito escuchando: Las cuatro estaciones de Vivaldi – Otoño (que puedo jurar que ese movimiento es más bonito que la famosa primavera).