Esta es la temporada en la que entras en las fruterías y te encuentras con uvas. Una de las que más detaca es la Moscatel de Alejandría, no verás tempranillo o mazuelo o graciano, ni cabernet sauvignon, son poco aporpiadas para el consumo en mesa, algo de garnacha sí, pero la más popular es la Moscatel.
Y lo cierto es que es bien rica. Mantiene todos los sabroes que puedes esperar de una uva fresca, dulce, agradable, vamos que es una uva uva y sabe a lo que esperas que tiene que saber una uva.
Pero los tiempos cambian que es una barbaridad y algunos locos se les ocurren las cosas más raras. Así que un señor llamado Horacio Calvente en Granada se dedica a hacer unos vinos con sus 4 ha. de moscatel y se le ocurre hacerlo seco. Y como cuida la tierra como nadie, como sus viñedos están a cierta altura y como la uva la cría personalmente pues salen los vinos que salen. La suya, además, es una bodega pequeña pero con el lujo de albergar unos baños árabes.
Este Calvente 2009 es realmente curioso porque conserva todos los aromas y sabores de la moscatel, flores y mucho anís, pero es seco, muy seco. Hombre, no llegaría yo a compararlo con los alemanes o austriacos, pero no les anda a la zaga con todas esas flores y, además, cuesta en torno a los 12 euros y eso es un logro teniendo en cuenta que es una producción reducida.
Yo este vino lo pongo entre los llamados para abrir el fuego. Este vino se toma de pie, mientras llegan los amigos, les sorprende, hay silencio, hay sonrisas porque es un vino como para hablar y, además, tiene la extraña virtud de hacer que todo el mundo puede hablar de él porque los aromas y los sabores son muy familiares, se entienden a simple vista.
Menos mal que hay gente que hace cosas raras.
Blog escrito escuchando: The Band – The Last Waltz