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Iñigo Galatas

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Aún dicen que el pescado es caro



Frank, Francesco en su casa, se llamaba el primer San Filippo que llegó a las costas cántabras en 1896 procedente de su Siclia local. No se sabe bien si por buscar un producto más económico en una época en que la anchoa del norte se usaba como cebo para pescar besugo, si por buscar un lugar donde establecerse o para huir de una suegra mal dada. La cosa es que llegó, como todos los demás italianos, con toda la sabiduría de la salazón, una fórmula pasada de generación en generación y que cada familia guardaba como su herencia más preciada.

Cuatro generaciones después Ignacio San Filippo monta en Argoños, donde finalmente se instaló la familia en 1959, la fábrica de anchoas que hace lo que, probablemente, sean las mejores anchoas que hay en este momento en el mercado, las San Filippo.

Aquí no hay secretos, la mejor anchoa de la especie Engraulis Encrasicholus, es decir, la del norte (“lo importante no es de dónde venga sino la especie” decía Ignacio), la frescura de la pieza y, por supuesto, la salazón que es un secreto de familia. Y no hay más, es un trabajo artesano que se hace pieza a pieza, con mucho cuidado y mimo.


¿Se ve bien la foto de la caja? Dice 8 anchoas, una lata de ocho anchoas en salazón, porque así es como le gusta a Ignacio realmente vender sus anchoas, porque esa es la esencia de la familia, para eso se vinieron desde Italia para hacer las cosas como se han hecho siempre y para enorgullecerse con un producto. Hay que abrir la lata, sacar la pieza una a una, lavarla bien para sacarle la sal, abrirla por la mitad, quitarle la espina, limpiar la piel y poner la anchoa con el mejor aceite que tengas a mano. Y aún dicen que el pescado es caro. Pero ese color de la anchoa y ese intenso sabor es algo que no se olvida. Una verdadera joya.


También las vende en aceite (“una moda que nos exige el mercado” me decía Ignacio, como si fuera un producto menor) y son la gloria, de verdad que merecen la pena siempre.
¿Precio? Es de mala educación preguntar el precio cuando es una labor tan artesana y tan perfecta. Digamos que la pieza en salazón sale a más de 2 euros, más todo el trabajo que lleva después y por eso, amigos, no es una pieza que encontrarás fácilmente en un bar, pero las que van con aceite de oliva son una pequeña delicia y hay más posibilidades de encontrarlas.
No es que sea recomendable, es que es para quedar como un rey en la próxima cena en casa.

Blog escrito escuchando: Bend Folds -N. Baby Photos

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