La consistencia del Lasa le viene dada por el mismo Koldo, por su obsesión de hacerlo todo desde la raiz y el oficio por su respeto a la tradición familiar que le vino de la meno de su padre y, antes, de la de su abuelo.
¿Es clásico? Pues claro que es clásico y eso es lo que se busca y se disfruta en esa casa, pero también hay una parte que se ha sabido adaptar a los tiempos y a gustos más actuales, ahí está un fantástico hígado de rape que se ha añadido a los ahumados o los nuevos tiempos del pescado, por ejemplo de esa merluza Lasa que él sabe que su padre jamás haría con la coccción que se hace hoy en día. Se ha puesto las pilas.Lo mejor de Koldo es que no se ha olvidado de que a su casa la gente va para encontrarse con una parte de historia, ese foie que mantiene su sabor de sólo foie y encima una versión de aspic que ya nadie hace, esos ahumados (salmón, trucha, bacalao, anchoas, hígado de rape) que nadie es capaz de superar porque nadie es capaz de hacer de cero partiendo de una materia prima de primera, la caza insuperable y el pescado que trata con el respeto de quien se examina todos los días bajo la mirada atenta de unos clientes como los suyos, exigentes.
El pan, que no quisieras que te pusieran porque está muy bueno y te lo tienes que comer, o el hojaldre que hace para los postres que es de una finura que no parece ni que engorde, son elementos que completan una comida en un entorno señorial.
Eramos cuatro, tomamos cinco primeros para compartir (había mucho que probar), cada uno su segundo, postres y cafés por 52 euros.
Por el sitio, por la cocina, por el servicio y por el precio merece la pena el viaje a Bergara, que no tengan que pasar otros cuatro años hasta que vuelva.
Blog escrito escuchando: Tarika Sammy – Bibiango