Y en la feria, más pequeña este año dadas las circunstancias naturales de la vida, se ven cosas de siempre, se ven amigos habituales, desconocidos, cosas concretas para cocineros, productos sabidos y, de vez en cuando, las novedades que te abren los ojos y por los que ha merecido la pena la visita. Pues aquí van las cuatro cosas que más me han sorprendido en estos 3 días:
El jamón, jamón, de Francisco Carrasco. Hay jamón por todas las esquinas, en los stands de todos los distribuidores de bebidas hay jamón, y en los que no hay jamón, también hay jamón para pasar el trago. Creo que había jamón menos en el sitio donde lo tenía que haber por obligación, en el rincón de los cavas, claro que esos obligan a otras cosas pero en este caso no había pan amb tumaca. (¿Te imaginas que para abrir un restaurante en Euskadi tuvieras que tener, por ley, un plato de alubias de Tolosa?) Dicho esto, el jamón con el que más he disfrutado ha sido el de Carrasco. Quizás sea porque la cabaña anda libre por Jerez de los Caballeros y, que yo sepa, eso es Extremadura, donde están las mejores bellotas. Quizás sea porque el secadero está en Guijuelo que es cuando el cochino alcanza el cielo. Quizás sea porque todo el proceso está controlado al más mínimo detalle. Quizás sea porque los dos hermanos que lo llevan ahora lo hacen con el orgullo de mantener un negocio que fundó su abuelo hace más de cien años. Lo que sea, la cosa es que no he probado un jamón con ese sabor, con ese paso en boca tan untuoso en toda la feria. (Secreto: lo pone Lukas en la calle Urbieta cuando pides un jamón al corte).El vino misterioso de Urraki. Porque no tenía más etiqueta que la que se ve. Chardonnay fermentado en barrica. Algo espectacular con mucha miel y unos toques anisados al final que te embriagaban, te dejaban colgado del vino. Fascinante es la palabra que mejor le va. A todo el que se lo recomendé se quedó sin podérselo creer, encima en torno a los 10 euros (los precios que se dan en la feria es para la hostelería). Es un vino que no cansa. Y descubrí que era de Bodegas Antaño, una bodega que lleva desde los 80 haciendo vino en Rueda y que este vino es precisamente de sus vieñdos. ¿Chardonnay? Si, chardonnay en Rueda y brillante, creoque se llamará AÑ.
El stand que tenía más gente a su alrededor era el de Tomás Bosque, ese pequeño distribuidor del Goiherri con ideas grandes y un entusiasmo por el vino desmedido. Trajo a su importador de vinos sudafricanos y neozelandeses que fueron la gran atracción. Vinos nuevos, diferentes y sorprendentes. Todo el mundo hablaba de ellos y de ese tapón de rosca que tantos muros harán que se caigan de bruces porque le quita el misterio al primer momento del vino. Y no pasa nada porque si lo que está dentro lo merece muy pronto se te olivda lo que ha pasado fuera. Habrá que hacer una cata seria en torno a estos vinos.
La maravilla de Corella. Viña Aliaga Garnachas Viejas. Esto sí que sí es go arnacha embaucadora. Este se hace más elegante, más serio, casi casi francés ¿o es el fran´ces como este? Hay mucha flor al final que hace que sea un vino con el que te apetece ligar, muy bueno para una conversación intrasecendente a media tarde. Gran vino y cuando le dijeron a Martin (Rekondo) su precio soltó lo que sueltan los buenos argentinos por la boca, en torno a los 4 euros no puede ser cierto, sólo lo pueden hacer las familias que entienden el vino como algo que se lleva dentro y no lo que se lleva al banco.